Me considero un niuyorican adoptado desde que un día como hoy, hace cuatro años, comenzara esta etapa de mi vida. Luego de recibir una oferta para trabajar para la organización que lucha por la igualdad en el matrimonio para las parejas del mismo sexo, Freedom to Marry, me mudé al que considero el municipio #79 de Puerto Rico, la ciudad de Nueva York. Luego de un año, me uní al National Gay and Lesbian Task Force, desde donde laboro como gerente de comunicaciones.
En estos cuatro años, nunca me he alejado de Puerto Rico. Todo lo contrario, mucha gente aún piensa que vivo en la Isla. Hace unos años, creé mi propia bitácora, El Blog del PJ, que se ha convertido en un espacio importante para la lucha por la igualdad y la dignidad de nuestras comunidades lésbica, gay, bisexual y transgénero (LGBT). Ahora este blog se publica en El Vocero, Diálogo, GConcierge Magazine y The Bilerico Project. Próximamente se estará publicando además en PapelMag y ContraTodaAutoridad. En fin, se ha convertido en un recurso valioso en nuestra lucha, uniéndose al portal de Puerto Rico Para Todos y nuestros grupos en Yahoo, Facebook y Myspace, que en total tienen más de 30,000 miembros.
Además, he viajado constantemente a Puerto Rico, tanto para participar directamente de actividades como la Jornada Educativa Contra la Homofobia, como las múltiples entrevistas en los medios de comunicación, así como en cabildeo directo en la Legislatura a favor de nuestros derechos, tanto como las actividades tradicionales de nuestras comunidades como las paradas de orgullo y muchas más. He estado más presente que nunca, desde todos los ángulos, para alcanzar la igualdad que nos merecemos.
En el plano personal, me siento sumamente afortunado pues encontré al amor de mi vida, un hombre excepcional con quien he compartido estos últimos 3 años y un poco más, Steven. Sí, el del famoso beso, con quien compré un hogar y con quien espero casarme pronto. Estando felizmente juntos, a nuestras vidas llegó Coquí, un perrito maltés de un poco más de dos años que nos ha alegrado los corazones y es un hijo para nosotros.
Pero no todo ha sido miel sobre hojuelas, el racismo y la xenofobia han mostrado su horrible cara. Tener que enfrentar ese discrimen descarado e inmoral ha sido uno de los más grandes retos. Si de algo me he convencido en estos cuatro años es de que los Estados Unidos no nos quieren. Las diferencias culturales y de valores son inmensas, por lo que soy un fiel defensor de la libertad para mi patria.
Y ahora, mientras pondero mi futuro, sigo agradecido por el amor de mi gente y por la complicidad de much@s en la lucha por la igualdad para nuestras comunidades LGBT. Pero lo que sí está claro es que cada vez me identifico más con este verso de Rafael Hernández: “Mamá, Borinquen me llama, este país no es el mío, Borinquen es pura flama y aquí me muero de frío”.