
Por: Alvin Montañez Schilansky
Perfil para Clase de Periodismo
Universidad del Sagrado Corazón
NOTA: Comparto con ustedes este perfil hecho por un estudiante de periodismo de la Universidad del Sagrado Corazón, a petición de su autor, pues él me pidió que lo publicara en mi blog. Pueden dejar sus comentarios en la parte inferior del blog. Cada respuesta será enviada a Alvin Montañez Schilansky, autor de este perfil.
En un modesto departamento en San Juan, un joven se encuentra sentado en el balcón a la espera de una brisa. Al mirarlo superficialmente, uno no logra encontrar su verdadera edad. Su tez trigueña, cabello oscuro y educada forma de hablar, hacen que la vista superficial se torne incapaz de captar su verdadera esencia. No se le suele ver por estos alrededores, pero cuando se le logra precisar siempre se le ve bien combinado. Con su mahón azul claro y su polo azul marino, pasa casi por desapercibido entre las abarrotadas calles de esta antigua ciudad. Aquí, entre el ruido de los turistas y la brisa cálida de la tarde, el joven se pierde absorto en este paisaje embriagador, recordando las luchas que ha tenido por la libertad, y las que vendrán. Aquí, a las alturas de este edificio, pareciera un pitirre, ave con la que se siente identificado. Pero no se deje atrapar por las apariencias, pues como él muy bien dijo: “lo ven chiquito e indefenso y lo subestiman, pero los que se creen más poderosos que él, caen ante la fuerza de su moral, de su poder; pues cada guaraguao tiene su pitirre”.
Así es Pedro Julio Serrano, activista de derechos humanos, quien actualmente está librando la dura batalla por los derechos de los gays, lesbianas, bisexuales y transgéneros en Puerto Rico. Mucho lo hemos visto: en caminatas en contra de las drogas; aspirando a un cargo político en el Partido Nuevo Progresista; dando conferencias y charlas; en entrevistas radiales y programas televisivos; y recientemente luchando, como siempre lo ha hecho, por los derechos y la igualdad de todos y todas, independientemente de su orientación sexual. Y de eso mismo precisa. Su transparencia para con el pueblo y para con la gente, lo han hecho una figura a la cual elogiar, pero también una a la cual intentan destruir. Pero no crean que esa transparencia es señal de debilidad, pues al igual que el pitirre, éste joven se las trae, y sabe donde tiene los pies puestos.
Al acercártele, lo primero que puedes sentir es ese dinamismo y aire de vida fresca. Siempre se muestra sonriente, aunque cuando tiene que ser serio lo es. Estas vibras de vida y alegría que emite son contagiosas. Su aspecto y forma de ser hace eco lejos de quien se vio en las vistas en el Capitolio, cuando una persona armada con la verdad, directo y fieramente, pero con el debido respeto, luchaba por la igualdad de todas y todos. “Las personas tienen la noción de que los que estamos en este tipo de vida [activista] somos personas bien serias, pero somos normales como todos”, dice Pedro Julio, mientras hace una mueca.
Pero, ¿quién es internamente Pedro Julio? ¿Qué escultor talló la figura interna de la persona que es? Ser figura pública no es una tarea sencilla y que se toma a la ligera. Cuando Pedro Julio sale de compras, o tan sólo para pasear un rato, mucha más gente de la que él mismo se imagina lo reconocen. El apoyo de las personas que lo detienen para darle unas palabras de agradecimiento, de apoyo y cariño ha sido una de las columnas que ha mantenido a Pedro Julio sin perder las esperanzas. “Para mí es bien importante”, dice Pedro Julio, quien acepta que a pesar de lo mucho que estos encuentros lo ayudan, es una persona que necesita mucho sus espacios solitarios. Para Pedro Julio no ha sido fácil llevar una vida pública, sobre todo en una isla tan pequeña como Puerto Rico. “Hay que medir los pasos y las acciones que uno da”, dice Pedro Julio mientras mira por la ventana, “ésa es una de las razones por las que decidí salir de Puerto Rico e ir a Nueva York”.
Se pueden ver los matices que componen el cuadro interno de Pedro Julio. Por un lado, tenemos un color formal, serio, con traje y corbata. Por otro tenemos un color más llamativo, alegre, vibrante, con mahones y polo. Pero estos dos colores combinan perfectamente entre si. Siempre está bien combinado, pero, sonrojado y con una sonrisa admite que en la intimidad de su casa, se pone lo más cómodo que puede.
Pedro Julio se considera un joven extrovertido, sincero, de muy buen humor, y más que nada transparente, siendo esta última la cualidad que más le gusta de un ser humano. Pero automáticamente admite que es una persona muy impaciente. Reconoce que no le gusta que lo hagan esperar, hacer fila, ni nada similar. Entre ésto se encuentra que lo que más le impacienta es que tenga que esperar para que reconozcan sus derechos. Luego de soltar una risa, comenta que de ahí que brota parte de su desesperación e impaciencia.
Sus estudios de periodismo le han sentado más que bien. Puede que gracias a ello ha logrado ser directo, justo, y más que nada, ha sabido preguntar, escuchar y contestar.
Y, ¿como descubrió su orientación sexual? Sorprendentemente, Pedro Julio ha sabido que es gay desde que tenía uso de razón. Desde que tenía aproximadamente cinco años, se dio cuenta que le gustaban los nenes y no las nenas. Por eso cree que la homosexualidad es innata, no escogida. “Créeme, que a los cinco años un niño no escoge su orientación sexual”, dice Pedro Julio, a medida que abre sus ojos como dos pesetas.
Su proceso de crecimiento, sabiendo esta realidad, no fue uno fácil. Se encontraba en una titánica batalla interna; estaba entre la espada y la pared. Por un lado tenía su realidad, sus gustos, su vida; y por otro tenía todo el bagaje de creencias y dogmas que la Iglesia Católica, en la que su espíritu crece desde niño, le decía. Esto hizo que se viera obligado a enamorarse de muchachas, aunque no le gustaran. En su caso no era amor como tal, sino más como un “crush”, en sus propias palabras. Finalmente tuvo una novia, y justo cuando tuvo su primer beso con ella, paró, la llamó a hablar a un lugar más privado, y le explicó su situación. Para gracia de él, ella entendió, y aún hoy día tienen una muy buena amistad.
Lo más crucial ya tuvo su desenlace, Pedro Julio reconoció que era gay. Ahora tenía que comenzar a escalar una montaña igual de alta. Los primeros que se enteraron de que era gay fueron sus hermanos. Para ese entonces, uno tenía nueve años de edad y el otro era un año mayor que él. Al Pedro Julio contarles, uno le preguntó que desde cuando lo sabía, y el otro, para su sorpresa, reaccionó con un “¡por fin!, ya era hora”. Ambos ya se lo imaginaban, sólo faltaba que él se los confirmara. Su madre al principio no lo aceptó. Como es común, se lo adjudicó a un proceso normal de la etapa de la rebeldía, y le dijo que cuando pasaría el tiempo cambiaría. Su padre no dijo nada, se quedó callado. Desde entonces su padre simplemente no tocaba el tema. Luego de eso, lo que más les afectó fue cuando hizo la declaración pública de su homosexualidad. Más que nada por la gran homofobia que existe y por su candidatura, que para ese entonces estaba aún sobre ruedas. Pero a pesar del temporal y aparente falta de aceptación de sus padres, Pedro Julio aceptó sus reacciones. El entiende muy bien que para recibir aceptación hay primero que aceptar. Ya hoy día no sólo lo aceptan, sino que públicamente lo apoyan y ayudan.
Entre los vientos que movían el barco de la vida de Pedro Julio, vinieron los vientos del suicidio. Al tener que vivir con esta realidad, por más logros que obtuvo y por más optimista que pudo ser, llegó un momento en que sintió que por ser gay, no iba a poder alcanzar sus metas ni realizar sus sueños, ya que la sociedad constantemente cataloga a los gays y no heterosexuales como pervertidos y los deshumanizan, con palabras como “pato”, “loca”, etc. Pero, en las palabras de Pedro Julio: “gracias a Dios que fuí tan tonto; tomé pastillas de las mismas, no mezclé. Suicidio 101 te enseña que mezclar pastillas es lo que resulta letal. Entré en una especie de coma por dos días. Luego de ese suceso, me di cuenta de que esa no era la solución y que fue una decisión cobarde de mi parte. Entonces, decidí ser valiente y aceptar que era gay y lo trabajé”, dice a la vez que no puede contener la risa, cuando añade que lo trabajó tanto que terminó siendo activista.
Al principio, Pedro Julio veía la posibilidad de tener sexo con un hombre, pero no una relación amorosa y sentimental, gracias a la mentalidad que le fue inculcada por el catolicismo, que dice que el amor sólo puede ser entre parejas heterosexuales. Pero cuando tuvo su primera pareja toda su mentalidad al respecto cambia. Este joven ha compartido su amor en pareja con tres personas a lo largo de su vida. José, quien era enfermero, fué su primer amor y con quien primero vivió. Sostuvo una relación de dos años y medio. Algo que hace a José especial, es el hecho de la familia de José lo aceptaron y lo ayudaron aún cuando su propia familia aún no lo hacía. Le sigue Leo, con quien sostuvo una relación de tres años y cuatro meses. Hasta por poco se casan en Massachussets, si no fuera porque en esos mismos días, la ley se removió. A pesar de haber durado tanto y haber alcanzado una relación tan profunda, ésta se rompió debido a que en esos días, Pedro Julio ya estaba siendo reconocido como figura pública, y él no pudo seguir ese camino. Hasta que llegamos a Steven Toledo, quien es su actual pareja y con quien lleva 11 meses de una relación maravillosa y sincera. Lo que hace a esta relación tan especial, es el hecho de que ambos comparten los mismos valores, lo ayuda en sus actividades como activista y portavoz, lo acompaña siempre y sobre todo, se aman mutuamente. Es tanto el amor y las proyecciones que tiene Pedro Julio sobre él que hasta se visualizan ambos compartiendo sus vidas juntos.
Pedro Julio y Steven se conocieron mientras Pedro Julio estaba dando un discurso en una conferencia en la cual Steven era participante. Steven lo siguió una vez finalizada la conferencia. Era el almuerzo, y Steven se sentó en la mesa junto a Pedro Julio, y luego de una charla intercambiaron tarjetas de presentación. Luego de varias cartas y llamadas que nunca llegaron, Steven lo invitó a cenar. Y desde entonces han estado juntos.
Su actual relación con Steven se ha hecho más que pública, casi algo histórica, gracias a la cobertura por los medios de comunicación del país a las vistas públicas por los derechos e igualdad de las personas gays, lesbianas, bisexuales y transgéneros, y más que eso, por el “famoso” beso que como muestra de cariño se dieron en el Capitolio. Para Pedro Julio, el alboroto que se desató por esta muestra de afecto estuvo fuera de lugar. Para él era solo otra muestra de afecto y amor, entre las muchas que se hacen mutuamente en su relación. Pedro Julio lamenta que en los medios no haya fotos ni videos que muestren a parejas del mismo sexo demostrándose su amor. Por eso ve que este suceso cristaliza el hecho de que los gays también se tienen amor. Como dice él mismo: “peores cosas se ven en fotos todos los días, no veo porque una muestra de amor cause tanto revuelo”.
Pero no todo ha sido del color del arcoiris para Pedro Julio. Sus compañeros de partido le hicieron la vida de cuadritos en su candidatura para un puesto en el Partido Nuevo Progresista. A pesar de que el pueblo estaba encantado con él y le resultara curioso el hecho de que fuera el primer candidato en declararse gay públicamente para un cargo político, y de que muchos miembros del partido lo apoyaran, cuando llegó el momento de su aspiración, algunos de los mismos miembros hasta decían que no lo conocían. Luego de eso pasó a buscar su candidatura independientemente, pero debido a lo difícil que resulta postularse independiente descartó la idea.
Actualmente no descarta la idea de correr otro puesto político. Pero en lo que lleva de 10 años como activista, vio que los procesos políticos están abarrotados de intereses, además de que no hay que ser político para lograr un cambio. De aspirar a un cargo, no sería bajo el Partido Nuevo Progresista, ya que hace unos años se declaró independentista públicamente. Sería independiente, y no sería bajo ninguno de los tres partidos mayoritarios. Pedro Julio acepta que se siente muy cómodo con las propuestas del recién inscrito Partido Puertorriqueños por Puerto Rico, pero aún no da seguridad sobre su entrada al mismo.
Justo cuando creyó que los problemas dentro del partido eran suficiente, ocurrió algo peor. No es que no se lo esperase. Constantemente recibe amenazas de muerte en su vida como activista. Pero un día, luego de llamadas frecuentes que amenazaban su vida, encontró que le habían cortado los cables de los frenos de su auto. En el mismo se encontraba una nota que decía: “Pato Cuídate”. Esa misma tarde, al llegar a la puerta de su apartamento, encuentra la misma vandalizada, con una nota que leía lo mismo. Las amenazas continuaban, cuando ese día, al anochecer, mientras transitaba por Parcelas Falú, una guagua pick-up le impidió el paso. Unos individuos se bajaron del auto con armas largas y le gritaron: “pato te vamos a limpiar el pico”. Pedro Julio rápidamente pone la marcha en reversa, pero otro carro que venía detrás toca bocina. Los individuos se montan en la guagua y se van. Marcado por este suceso, Pedro Julio no coge llamadas privadas ni contesta ni abre emails con amenazas – aunque los guarda por si acaso. Aún ahora hay noches en donde se levanta azorado de noche, gracias a los fantasmas de este suceso, que aún lo acosan en sus pesadillas. “No es fácil vivir con el estrés y la ansiedad de que tu vida está en peligro por ser quien eres y luchar por lo que quieres”, dice Pedro Julio, quien revive los momentos como si sucedieran ahora.
Aún recibe constantes amenazas.
Hoy día, cuando uno piensa que la sociedad está más abierta a la realidad que vivimos mundialmente, uno se levanta por las mañanas, se prepara una taza de café, y cuando aún se vive en la burbuja de la libertad, se lee en el periódico, en letras grandes y rojas: “Un rotundo no a los cambios del Código Civil”. Pedro Julio, quien ha dedicado muchos años en educar y luchar por la igualdad de derechos, igualdad que se veía cerca en los cambios al Código Civil, se siente indignado ante palabras como éstas, sobretodo de un medio que hasta ahora había cubierto muy bien los adelantos de estos sucesos. Para Pedro Julio ésto representa una falta de respeto. Más que eso, le disgusta el hecho de que enfaticen este falso resultado y no el hecho de que el 80 por ciento de los encuestados decían desconocer o saber muy poco de lo que le preguntaban. “Me preocupó mucho este hecho”, dice Pedro Julio, “ya que el derecho de la minoría no está sujeto al atropello de la mayoría. Si fuera por la mayoría, la unicameralidad ya estaría aprobada; los legisladores se han pasado eso por donde no les da el sol”, concluye, con una sonrisa.
Tras atropellos, indiferencia y maltrato por miembros de su partido, intentos de asesinatos y constantes amenazas de muerte, un día Pedro Julio recibió una noticia que igualmente, como muchas cosas, cambiaron su manera de ver la vida. Pedro Julio es diagnosticado VIH positivo. Esto hace ya 14 años. Por 13 de esos años, Pedro Julio no tomó ningún medicamento, hasta el año pasado. Por recomendación de su médico el año pasado Pedro Julio comenzó a tomar medicamentos. Anteriormente no los tomaba porque no lo requería, además de que decidió, desde el instante en que lo supo que ahora habría de vivir la vida al máximo y natural, sin los efectos secundarios de los mismos. Aún así, él siempre se ha cuidado. Dice haber vivido 14 años saludable y que espera continuar así. Pedro Julio cree de todo corazón que el tiempo en la Tierra es prestado, y que debes de seguir luchando por lo que quieres.
Luego de una vida tan cargada de responsabilidades y tan activa, ¿Cómo Pedro Julio disfruta su tiempo libre? Si no está con su novio Steven, Pedro Julio visita el teatro, va a la playa, al Yunque, va al Parque Central de Nueva York, al cine o disfruta de un buen libro. Pero de todas las actividades, la más que disfruta es ir a la playa. Aún así, invierte gran parte de su tiempo libre en servicio voluntario. También, actualmente trabaja como coordinador de comunicaciones del National Gay and Lesbian Task Force.
Aún con todo esto, Pedro Julio está confiado de que el nuevo Código Civil se aprobará; es el paso más fundamental. Pero reconoce que aún faltan muchísimas cosas para alcanzar la total igualdad, aunque es inevitable. Para él, la meta no termina aquí. Siempre estará aquí para hacer frente y luchar donde haya injusticia hacia otros seres humanos. Puede que tengamos, ahora, aquí y entre nosotros, a uno de los futuros próceres puertorriqueños.
Aunque esté en Nueva York, su corazón y su lucha siempre estarán aquí, para su gente.
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