Hoy es un día de celebración, pero de indignación también. El Senado federal acaba de aprobar la Ley de Prevención de Crímenes de Odio, que incluye protección a la orientación sexual o identidad de género de la víctima. El Presidente Bush ha amenazado con vetar la medida, aunque vaya atada a fondos para costear su injustificable y horrorosa guerra en Irak. No obstante, es un gran día, pues es la primera vez en la historia de los Estados Unidos que ambos cuerpos legislativos federales aprueban una ley para proteger a las personas lesbianas, gay, bisexuales y transgéneros (LGBT).
Ahora bien, la Cámara de Representantes federal está considerando una medida para prohibir el discrimen por orientación sexual o la identidad de género en el empleo, conocida por sus siglas en inglés como ENDA. La gran mayoría, por no decir todas, las organizaciones LGBT en los Estados Unidos han apoyado esta medida y luego del liderato ejercido por el National Gay and Lesbian Task Force hace varios años atrás, nunca se ha considerado dejar fuera a las personas transgéneros de tan importante legislación.
En un día que debería ser de regocijo para nuestras comunidades LGBT, nos encontramos en la encrucijada de que l@s congresistas están dispuest@s a eliminar protecciones para las personas transgéneros, supuestamente porque no tienen los votos para aprobar la medida. La noticia publicada por el Washington Blade ha virado patas arriba a todas las comunidades LGBT. No se sabe ni la hora que es.
Inmediatamente, líderes de nueve organizaciones nacionales estadounidenses firmaron una carta apoyando la inclusión de la identidad de género en ENDA. Este compromiso de no apoyar ninguna medida que excluya a las personas transgéneros es esperanzador, pero aún hay algunas voces y organizaciones en nuestras comunidades LGBT que han estado silentes ante estos acontecimientos. No quisiera pensar, bajo ninguna circunstancia, que están callad@s porque han sucumbido a la presión del oportunismo político.
De mi parte, prefiero que no se apruebe una medida que excluya a la identidad de género a la cobarde posibilidad de que dejemos a nuestr@s herman@s transgéneros a orillas del camino. Aunque nos cueste esperar un tiempo más para que seamos protegid@s del discrimen en el empleo. Aunque nos cueste que no se apruebe nada. Es insostenible que dejemos a un lado a la comunidad que más sufre de discriminación en el empleo por su identidad de género.
Esta crisis me recuerda cuando Puerto Rico Para Tod@s le peticionó al presidente senatorial boricua, Kenneth McClintock, que radicara una medida para prohibir el discrimen por orientación sexual e identidad de género. En reuniones con este servidor, McClintock se comprometió a presentar el borrador que le entregamos como un proyecto por petición, que incluía explícitamente la orientación sexual Y la identidad de género, así como protecciones en todos los aspectos de nuestra vida social, legal y política.
Cuando finalmente, tres meses después, se radicó el Proyecto del Senado 1585, la medida sólo prohibiría el discrimen por orientación sexual, dejando fuera las personas transgéneros y sólo enmendando la Ley de Derechos Civiles, lo cual no protegería ni el empleo, ni la salud, ni ningún aspecto de nuestra vida social, legal y política.
En aquel entonces Puerto Rico Para Tod@s tomó la valiente y responsable decisión de denunciar el pobre proyecto presentado finalmente por McClintock y rechazar el mismo por dejar fuera a las personas transgéneros. Nos encontramos ante una encrucijada similar y espero que nuestras comunidades LGBT en los Estados Unidos y Puerto Rico se opongan a cualquier intento de negociar algún tipo de protección a cambio de abandonar a nuestr@s herman@s transgéneros.
Tod@s somos tod@s.