¡Qué añito!

El 2007 sin lugar a dudas será recordado como un año de altas y bajas… pero al final de cuentas, el saldo es siempre positivo, pues aunque hemos encontrado obstáculos en el camino hacia la igualdad, es inevitable que un día Puerto Rico será para tod@s. A manera de recuento, aquí les envío los enlaces de los escritos sobresalientes del año en este blog:

Bajo el titular de ¡Es un hecho… las uniones de hecho! el 2007 comenzó con la noticia EXCLUSIVA de PRparaTOD@S y Blabbeando sobre la inclusión de las uniones de hecho en la revisión del Código Civil.

Luego, se publicó mi columna Un hecho inevitable en El Nuevo Día sobre el inicio de las vistas públicas sobre la revisión del Código Civil y el desenlace final que tendrá esta lucha: la inevitable igualdad.

En un esfuerzo por educar al pueblo sobre la realidad transgénero, se publicó en El Nuevo Día la columna Más allá del género.

En febrero, se publica la columna No tengan miedo en El Nuevo Día, dejándole saber a l@s legislador@s que no teman al instrumentar la igualdad.

En marzo, Blabbeando y PRparaTOD@s, anuncian la EXCLUSIVA del anuncio de apoyo a los derechos para las comunidades LGBT por parte de Denise Quiñones, Miss Universo 2001.

Luego, aplaudimos las declaraciones del secretario de Justicia Roberto Sánchez Ramos de que podría ser inconstitucional negar el derecho al matrimonio a las parejas gay y lésbicas.

En una de las columnas más comentadas, se publica a finales de marzo – El Jorgito que yo conozco. Hoy tengo que declarar que ya no conozco al Jorgito de ahora. Sus actitudes prepotentes, dictatoriales y mezquinas se alejan de aquel Jorgito que solía conocer.

Luego de cancelaciones y controversias públicas, finalmente llegó la oportunidad de deponer ante las vistas sobre la revisión del Código Civil. Aquí se pueden ver los vídeos y el texto de la ponencia La igualdad es un hecho inevitable.

Al otro día, Puerto Rico amaneció con una portada de Primera Hora que declaraba: Amor gay sacude al Capitolio: Beso en búsqueda de legalidad.

Soraya Santiago analizó la lucha Antes del beso – después del beso. A la vez que anunció su interés en entrar a la política en Por ustedes y por Puerto Rico, voy.

También reseñamos las entrevistas televisivas antes y después de la comentada ponencia en el Capitolio. Incluímos los vídeos de mi entrevista en A Calzón Quita’o y la entrevista a mi novio y a mi en Anda Pa’l Cará.

En una columna en El Nuevo Día, reiteré que no tengo pico, ni plumas. Luego, le dije al Arzobispo: Gracias, pero no gracias.

En mayo, declaramos que la hipocresía se combate con dignidad. Y se publicó el perfil por Alvin Montañez Schilansky: Sin pico, alas ni plumas. Un prócer contemporáneo.

Celebramos en junio los 4 de Puerto Rico Para Tod@s. También, urjimos durante todo el año a la Policía y a Justicia que investigaran los crímenes de odio.

En julio, comenzó el debate sobre las candidaturas LGBT a puestos públicos, incluyendo un debate sobre la ‘invitación’ del PPR a candidat@s LGBT.

Investigamos, en agosto, con la colaboración de Andrés Duque, unas declaraciones imputadas a la cantante Melina León que resultaron falsas, bajo el titular de: No es lo mismo, ni se escribe igual.

Analizamos en septiembre, la homofobia en nuestra sociedad, bajo el título de ‘Soy mejor que tú’.

En octubre, se llevó a cabo la manifestación Un beso por la igualdad como protesta a la homofobia institucionalizada en la Legislatura.

Luego, depusimos ante las vistas sobre la nefasta enmienda constitucional para negar derechos de tipo alguno a las parejas del mismo sexo. El texto de la ponencia y un reportaje puede ser visto aquí: Nefasta enmienda.

Aquí no hay nada más que añadir: ¡Qué vergüenza para el pueblo de Puerto Rico!

Terminando el año, recordamos los enredos de la desigualdad, que la calentura no está en la sábana, que somos tan human@s como ustedes y que con la Constitución no se juega.

Con la Constitución no se juega…

Como si faltara algo más para probar el nivel de intolerancia que vivimos las personas lesbianas, gay, bisexuales y transgéneros (LGBT), ahora resulta que la Comisión de lo Jurídico de la Cámara de Representantes celebra vistas ejecutivas privadas, fuera del ojo público y del escrutinio de los medios de comunicación, sobre la enmienda constitucional para prohibir no tan sólo el matrimonio, sino cualquier otro derecho para las parejas del mismo sexo y hasta para las personas transgéneros que deseen unirse a otra persona. Y adivina quienes fueron los primeros y hasta ahora únicos deponentes… la Alianza de Juristas Cristianos y la Coalición Ciudadana en Defensa de la Familia. Qué ironía no… una alianza de cristianos que interpretan las leyes, aún cuando las leyes no tienen nada que ver con el cristianismo y una coalición que defiende a las familias, excepto a las familias de las personas LGBT, por supuesto. En cuartos oscuros, trasbastidores, de espaldas al pueblo, pretenden llegar a acuerdos con sectores que promueven el odio y la intolerancia en contra de las minorías sexuales. ¡Qué inmoralidad!

Todavía no comprendo cómo es posible que l@s legislador@s no hayan entendido algo tan simple como respetar la Constitución. Con nuestra Carta Magna no se juega. Nunca en nuestra historia se ha enmendado para restringir derechos y mucho menos para discriminar. La única vez que se enmendó fue para bajar la edad para votar a los 18 años. Los intentos por trastocar el número de jueces en el Tribunal Supremo y negar el derecho a la fianza fueron rechazados por el pueblo. Parece mentira que el pueblo tenga más interés en proteger la Constitución que aquell@s elegid@s para protegerla y defenderla. Ahora bien, los derechos nunca se pueden someter al voto popular, pues es una tentación enorme para las mayorías que podrían abusar de las minorías. Es por esta sencilla razón que esta enmienda debe ser derrotada en la Cámara, si l@s representantes toman en serio su mandato constitucional.

El mandato constitucional que tienen l@s legislador@s es instrumentar la igualdad. No es perpetuar la discriminación y la desigualdad a través de medidas nefastas como la Resolución Concurrente del Senado 99. Esta medida negaría cualquier tipo de derechos a las parejas del mismo sexo y a las personas transgéneros que quieran unirse a otra persona. No podrían considerarse las uniones de hecho, ni las residencias compartidas, ni los pactos civiles, ni las uniones compartidas, ni los pactos de solidaridad y convivencia, mucho menos el matrimonio. Nada, absolutamente nada.

Es por ésto, que le exigimos a la presidenta de la Comisión de lo Jurídico en la Cámara, la representante Liza Fernández, que abra a vistas públicas el proceso de evaluación de esta enmienda discriminatoria. Que escuchen los planteamientos en derecho de abogad@s constitucionalistas, de la Comisión de Derechos Civiles, del Departamento de Justicia y del Colegio de Abogad@s. Que escuchen los reclamos de justicia de los grupos que defienden a las comunidades LGBT. Que dejen a un lado las consideraciones politiqueras, que no sigan actuando a espaldas del pueblo y que legislen conforme a derecho.

Si acatan su mandato constitucional de instrumentar la igualdad, si leen la Constitución, solamente leerla, entenderán que Puerto Rico somos tod@s y que la Constitución es clara: la dignidad de todos los seres humanos es inviolable y tod@s somos iguales ante la ley. Si hacen ésto, este simple ejercicio de responsabilidad y entereza legislativa, rechazarán la enmienda discriminatoria y demostrarán que con los derechos de sus ciudadan@s, con la Constitución, no se juega.

Somos tan human@s como ustedes…

Qué tal si fuera al revés. Qué tal si la mayoría fuéramos personas lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros. Qué tal si el matrimonio sólo fuera legal para las parejas gay y lésbicas. Qué tal si no permitiéramos a las personas cambiar su apellido en el certificado de nacimiento para atemperarlo a su nueva realidad. Qué tal si permitiéramos la discriminación contra las personas heterosexuales.

Qué tal si l@s legislador@s que tanto se empeñan en perpetuar la discriminación contra las personas lesbianas, gay, bisexuales y transgéneros se pusieran en nuestros zapatos. Qué tal si sintieran en carne propia la desigualdad en que vivimos. Estoy seguro que de inmediato acabarían con la desigualdad, la discriminación y la injusticia en nuestro estado de derecho.

La realidad es que lo han intentado todo por negar nuestra realidad: que somos seres humanos, de carne y hueso, que sentimos, que soñamos, que reímos, que lloramos, que luchamos, que caemos, que vencemos, que sentimos, que amamos. Pero la prueba más indiscutible de que somos seres humanos es nuestra resilencia, o sea, la capacidad de una persona de vivir y desarrollarse positivamente, a pesar de las difíciles condiciones de vida y más aún, de salir fortalecid@ y ser transformad@ por ellas.

Aún con todo lo que nos tiran en contra, aún con la falta de derechos, aún con la discriminación que nos acosa, aún con el rechazo de much@s en la sociedad, aún contra todo ésto, las personas lesbianas, gay, bisexuales y transgéneros seguimos viviendo con la certeza de que nuestra igualdad será reconocida inevitablemente. El tiempo está de nuestro lado, pues llegará el día en que se haga justicia a través de una sociedad transformada donde no se juzgue por la orientación sexual o la identidad de género, sino que se juzgue por la humanidad de la persona.

Mientras tanto, recordémosle a l@s legislador@s, como les dije una vez en el Capitolio:

Devuélvannos el respeto, reconozcan nuestros derechos, restauren nuestra dignidad, afirmen nuestra identidad, restituyan nuestra libertad.

Somos tan human@s como lo son ustedes. Somos tan dign@s como lo son ustedes. Somos tan ciudadan@s como lo son ustedes. Somos tan iguales como lo son ustedes. Somos tan puertorriqueñ@s como lo son ustedes.

Señores legisladores, señoras legisladoras, hagan lo justo, hagan lo correcto: hagan valer la igualdad ante la ley de todos los seres humanos. Tod@s somos tod@s.

Tenemos esperanza en que ustedes harán lo justo porque sabemos que a fin de cuentas, la justicia siempre prevalece. Es un hecho inevitable que al final del camino, Puerto Rico será para todos y todas.

La igualdad es un hecho inevitable.

La calentura no está en la sábana…

He escuchado en innumerables ocasiones que las comunidades lésbica, gay, bisexual y transgénero (LGBT) debemos continuar siendo invisibles y que no mostremos nuestro amor en público para no levantar sospechas. Que no debemos exigir la igualdad absoluta porque pedimos demasiado, que pidamos pocos derechos y nos conformemos con la desigualdad hasta que la sociedad esté preparada, hasta que los polític@s entiendan, y para que l@s fundamentalistas no nos compliquen el panorama. El argumento es que si somos visibles, mostramos nuestro amor y defendemos nuestra dignidad, creamos una reacción alérgica que motiva la intolerancia. El argumento es que si pedimos demasiado, crearán proyectos de ley para negarnos derechos o nos negarán derechos ya negados.

Nada más lejos de la verdad, pues pedir que escondamos nuestro amor, dejándolo siempre para otro lugar y otra hora, va en contra de la igualdad que exijimos, ya que nuestras vidas son tan válidas y maravillosas como cualquiera que disfrutan los heterosexuales.

Ya se ven personas abiertamente lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros en cada esfera de la sociedad. Pero hasta hace poco tiempo ésto no era posible, a estas personas les eran negadas esas oportunidades, y fueron aconsejadas que no era hora ni lugar para exponer su orientación sexual o identidad de género. Afortunadamente existían algunas personas que no se conformaban con vivir en la oscuridad. Felizmente había personas con valentía para enfrentar la ignorancia y la estrechez de mente de algun@s para soñar con un futuro más abierto y libre para tod@s.

Quiero dejar algo meridianamente claro: la culpa de la intolerancia no es de la víctima. No se nos discrimina porque somos humanos y nos comportamos como tal. Se nos discrimina porque existen prejuicios que pretenden negar nuestra humanidad. Se nos discrimina porque hay personas inescrupulosas que se benefician del negocio de la homofobia.

La culpa no es de nuestras comunidades LGBT. La culpa no es nuestra de que se haya presentado un proyecto para negar el cambio en el encasillado de sexo en el certificado de nacimiento de las personas transexuales. La culpa no es nuestra de que se presente una enmienda constitucional para negar todo tipo de derechos a las parejas del mismo sexo, incluyendo la igualdad en el matrimonio. La culpa no es nuestra de que el Código Civil no se atempere para otorgar la igualdad a tod@s l@s ciudadan@s. La culpa no es de las víctimas de la desigualdad, la homofobia, la intolerancia, la discriminación y los prejuicios.

Echarnos la culpa a nosotros mismos es el equivalente a avalar la noción de que la víctima de un ataque sexual se busco la violación por su vestimenta o ademanes. No, señor@s, no. Basta ya de avalar la noción de que somos menos y tenemos que conformarnos con migajas. Nosotros somos iguales y merecemos la igualdad, ni más ni menos, la igualdad. Que en el camino conseguiremos algunos derechos antes que otros, pues por supuesto. Pero no conseguiremos nada si no exigimos lo que nos corresponde, la total y absoluta igualdad.

Tenemos que reafirmar nuestra identidad en cada momento para poder reclamar el respeto a nuestra dignidad. Tenemos que ser visibles para que entiendan que no pueden ignorarnos. Tenemos que demostrar nuestro amor, nuestra identidad para que se reconozca nuestra humanidad. No podemos continuar escondiéndonos y conformándonos con migajas.

Los cambios no se forjaron en el miedo. Los cambios se lograron en la valentía de reafirmar la identidad, la dignidad humana.

Los enredos de la desigualdad…

El revolú que hemos experimentado en torno a la revisión del Código Civil es producto de los enredos de la desigualdad. Ahora mismo no se sabe ni la hora que es. Pues al l@s legislador@s buscar excusas para no legislar la igualdad que constitucionalmente están obligad@s a instrumentar, se crean propuestas desacertadas, contradictorias, confusas, inconstitucionales, inmorales y desiguales. Estos enredos se resuelven fácilmente, de una vez, construyendo un Código Civil para tod@s, pues precisamente esa es la idea, que se atempere este documento que regula nuestra sociedad a las realidades que vive Puerto Rico.

La ironía es que tanto legislador@s como religios@s se han visto obligad@s a reconocer la desigualdad en que vivimos las personas lesbianas, gay, bisexuales y transgéneros, y hasta las parejas heterosexuales que conviven sin casarse. Sin embargo, motivad@s por su homofobia e intolerancia y por no querer instrumentar la igualdad, se han inventado las uniones de hecho, el pacto civil, las residencias compartidas, las sociedades domésticas, el pacto civil de solidaridad, las uniones compartidas, unos poquitos derechos. Ya no saben que más inventarse.

De la misma forma, para no reconocer que las personas trangéneros tienen que cambiar su certificado de nacimiento para atemperarlo a su nueva realidad, se han inventado que el acta contenga información del sexo biológico de la persona como una nota al calce. Esta inconstitucional propuesta violaría la dignidad del ser humano para someter a esa persona a más estigma, a más discriminación, a más desigualdad. Si el Estado ya le permite legalmente reasignar su sexo o le da la libertad de vivir de acuerdo a su nueva identidad o expresión de género, cómo no le va a permitir que atempere sus documentos legales para que viva su vida de manera ordinaria sin tener que dar explicaciones, con su nueva identidad, respetando su dignidad.

Sin lugar a dudas, ninguna de estas propuestas garantiza la igual protección de las leyes que garantiza nuestra Constitución y l@s legislador@s lo saben. Pero el oportunismo político no les permite reconocer que su mandato es claro: el Código Civil tiene que protegernos a tod@s. Sé que al final del camino, Puerto Rico será para tod@s, pero mientras tanto es lamentable sentir como juegan con las vidas, la salud y el bienestar de miles y miles de personas.

Algún día se reconocerá nuestra humanidad, se nos devolverá el respeto, se reconocerá la totalidad de nuestros derechos, se restaurará nuestra dignidad, se afirmará nuestra identidad, se restituirá nuestra libertad. Mientras tanto, tenemos que seguir luchando esperanzad@s, pues la igualdad es inevitable…