Qué tal si fuera al revés. Qué tal si la mayoría fuéramos personas lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros. Qué tal si el matrimonio sólo fuera legal para las parejas gay y lésbicas. Qué tal si no permitiéramos a las personas cambiar su apellido en el certificado de nacimiento para atemperarlo a su nueva realidad. Qué tal si permitiéramos la discriminación contra las personas heterosexuales.
Qué tal si l@s legislador@s que tanto se empeñan en perpetuar la discriminación contra las personas lesbianas, gay, bisexuales y transgéneros se pusieran en nuestros zapatos. Qué tal si sintieran en carne propia la desigualdad en que vivimos. Estoy seguro que de inmediato acabarían con la desigualdad, la discriminación y la injusticia en nuestro estado de derecho.
La realidad es que lo han intentado todo por negar nuestra realidad: que somos seres humanos, de carne y hueso, que sentimos, que soñamos, que reímos, que lloramos, que luchamos, que caemos, que vencemos, que sentimos, que amamos. Pero la prueba más indiscutible de que somos seres humanos es nuestra resilencia, o sea, la capacidad de una persona de vivir y desarrollarse positivamente, a pesar de las difíciles condiciones de vida y más aún, de salir fortalecid@ y ser transformad@ por ellas.
Aún con todo lo que nos tiran en contra, aún con la falta de derechos, aún con la discriminación que nos acosa, aún con el rechazo de much@s en la sociedad, aún contra todo ésto, las personas lesbianas, gay, bisexuales y transgéneros seguimos viviendo con la certeza de que nuestra igualdad será reconocida inevitablemente. El tiempo está de nuestro lado, pues llegará el día en que se haga justicia a través de una sociedad transformada donde no se juzgue por la orientación sexual o la identidad de género, sino que se juzgue por la humanidad de la persona.
Mientras tanto, recordémosle a l@s legislador@s, como les dije una vez en el Capitolio:
Devuélvannos el respeto, reconozcan nuestros derechos, restauren nuestra dignidad, afirmen nuestra identidad, restituyan nuestra libertad.
Somos tan human@s como lo son ustedes. Somos tan dign@s como lo son ustedes. Somos tan ciudadan@s como lo son ustedes. Somos tan iguales como lo son ustedes. Somos tan puertorriqueñ@s como lo son ustedes.
Señores legisladores, señoras legisladoras, hagan lo justo, hagan lo correcto: hagan valer la igualdad ante la ley de todos los seres humanos. Tod@s somos tod@s.
Tenemos esperanza en que ustedes harán lo justo porque sabemos que a fin de cuentas, la justicia siempre prevalece. Es un hecho inevitable que al final del camino, Puerto Rico será para todos y todas.
La igualdad es un hecho inevitable.