Me ha tomado dos semanas escribir esto, pero aquí va.
Cuando te insulta un desconocido, uno se sacude, sigue caminando y listo. Pero cuando es un/a amig@ quien te insulta, es difícil asimilar el golpe.
Una columnista de un diario que se regala y comentarista radial de la derecha en Puerto Rico, quien hasta hace unos días consideraba mi amiga, me dijo – al defender su columna apoyando a La Comay – que el beso que me di con mi novio Steven en el Capitolio y que salió en la portada de Primera Hora y en los noticiarios televisivos podía ser considerado un ataque a la dignidad de algunas personas.
Sí, así como lo lees, mi “amiga” comparó lo que hace Kobbo Santarrosa al degradar la dignidad individual y colectiva de nuestra patria con una muestra de amor en el pleno ejercicio de los derechos a la libre expresión, libre asociación, al derecho amplio a la libertad.
Kobbo Santarrosa humilla, degrada, violenta la dignidad de nuestra patria y se le defiende su “libertad de expresión”. Kobbo Santarrosa presenta la cabeza decapitada de un hombre vilmente asesinado y se le defiende su “libertad de expresión”. Kobbo Santarrosa dice que José Enrique se buscó su propio asesinato y se le defiende su “libertad de expresión”.
Por otro lado, yo me beso con mi pareja y se nos ataca diciendo que ese acto de amor “laceró la dignidad de algunas personas”. Yo ejerzo mi derecho a la libre expresión y libre asociación y se nos ataca diciendo que ese acto de amor “laceró la dignidad de algunas personas”. Mi pareja y yo vamos al Capitolio a defender lo que nos corresponde – la igualdad – y ese acto de amor y justicia es atacado por “lacerar la dignidad de algunas personas”.
Juzgue usted quien lacera la dignidad de quien. Yo estoy claro y por eso no puedo ya considerar amiga a quien defiende unos intereses particulares y no defiende la dignidad humana…
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