
Premio Nacional del Periodismo Puertorriqueño a la Mejor Entrevista del Año por la Asociación de Periodistas de Puerto Rico:
PREMIO A LA MEJOR ENTREVISTA, PRENSA ESCRITA
MARCOS PÈREZ – EL NUEVO DÍA
“AMOR CONTRA TODA ADVERSIDAD”
LAUDO: El reportero se destaca por su capacidad de transmitir la historia del sujeto entrevistado, en la que resalta los horrores de la homofobia y cómo, ante esa injusticia, brilla el amor inconmensurable de sus seres queridos. El periodista no sólo exhibe un excelente manejo de la redacción periodística con un fuerte estilo literario, sino que, para nutrir el relato, integra eficazmente otras entrevistas.
Amor contra toda adversidad
El apoyo pleno de su familia es la fortaleza principal de Pedro Julio Serrano, activista en pro de los derechos de los homosexuales
Por Marcos Pérez Ramírez
El Nuevo Día
domingo, 18 de junio de 2006
“¡Te vamos a limpiar el pico, canto de pato, canto de maricón!”, gritó uno de los cuatro individuos quienes apuntaban con armas largas de fuego a Pedro Julio Serrano desde una camioneta, luego de que él vadeara su auto a toda velocidad a través de un terreno baldío cercano a las parcelas Falú, una tarde de un jueves de octubre de 1999.
Colmado de miedo surgió el momento epifánico: el tiempo se detuvo y se activó su memoria, cual film autobiográfico de alta velocidad.
Volvió a ser el niño que devoraba los libros de la biblioteca de su abuelo y otrora periodista Pedro Julio Burgos; ahora era el adolescente curioso que conversaba con los pasajeros que esperaban por un autobús en una parada que ubicaba frente a su antiguo hogar de la calle Júpiter en Isla Verde; y regresó el calor solidario de su familia que lo acogió tras confirmarle su homosexualidad.
Mas la realidad era cruda, inmediata. Los potenciales asesinos seguían ahí. Aún era el blanco de las armas que acabarían con su vida.
Sin embargo, un rayo de valentía lo propulsó a actuar. Activó la reversa. Pisó fuerte el pedal del acelerador. Súbito, un ángel: un tercer auto tocando bocina a todo dar detuvo la marcha persecutoria de sus amenazadores.
Esa misma semana, la homofobia continuó acechándolo. Un día regresó a su apartamento en el edificio Los Almendros para toparse con un mensaje escrito en betún blanco en la puerta de su hogar: ‘Cuídate pato, te vamos a matar’.
Días más tarde, en el parabrisas de su auto otra nota le advertía: ‘Pato cuídate, esto es sólo el principio, te vamos a matar’ o ‘La furia de Dios va a acabar contigo, el fuego castigador de Cristo se encargará de ti’.
Ni siquiera el ciberespacio era refugio ante la inquina. Lo acosaban mensajes que lo igualaban a una estrella de la cultura pop, al tanto que lo afiliaban al diablo: ‘Pedro Julio Serrano y Ricky Martin son hijos del demonio’.
Los ataques fueron la reacción a un acto público que hizo historia en Puerto Rico. Pedro Julio Serrano convocó a la prensa en 1998 -tenía 23 años- para anunciar que era homosexual y que correría para un puesto a la Cámara de Representantes bajo la insignia del Partido Nuevo Progresista (PNP).
El apoyo partidista nunca llegó. Comenzaron las burlas personalistas, sumándose a más atentados contra su vida. En una ocasión unos desconocidos cortaron las mangas del líquido de freno del auto que manejaba, con la intención de matarlo y que todo luciera como un accidente.
“Políticos de todos los partidos, de todos, salieron a atacar a Pedro Julio en tono de burla. Entonces los cuestionamos ‘si ustedes tienen compañeros de Cámara y Senado y colegas de trabajo que son homosexuales, qué tiene que ver la orientación sexual de Pedro Julio con su aspiración’”, relata Héctor Mújica Trenche, el papá de Serrano -hoy consultor de relaciones públicas- y quien lo crió desde que tenía dos años junto a su esposa Alicia Burgos González.
Esa seguridad y aplomo con la que Mújica cuestionó a quienes se mofaban de su hijo da cuenta del modelo de crianza en el que el activista en pro de los derechos humanos creció junto a sus tres hermanos. “Mis hijos son muy extrovertidos. Son personas que respetan a los demás, pero que exigen respeto de otros porque así les enseñamos desde pequeños”, explica Burgos, quien labora como administradora de la Cámara de Representantes.
Un niño extraordinario
Pedro Julio Serrano nació en el hospital Damas, en Ponce. Es el segundo de dos hijos -siendo Waldemar Serrano Burgos el mayor- del matrimonio entre Alicia Burgos González y Waldemar Serrano Benítez, quien no tiene una relación paterna con el líder de la organización Puerto Rico Para Tod@s.
Cuando tenía dos años su madre conoció a Héctor Mújica -“ése es mi papá”, insiste Pedro Julio- con quien más tarde procreó dos hijos: Héctor Mújica Burgos, quien se desempeña como coordinador de mercadeo del periódico ‘Primera Hora’, y Antonio Gabriel Mújica Burgos, un joven de doce años de edad.
“Su mamá me indicó que la persona que estaría con ella tenía que compartir con sus hijos primero”, recuerda Héctor Mújica, padre.
Tan pronto se conocieron, Mújica admiró y comenzó a querer a aquel chico, quien -según Alicia Burgos- “hablaba en oraciones completas desde el año y medio y no se callaba”.
“Cuando Pedro Julio no tenía clases, su campamento de verano era conmigo”, recuerda sonriente el padre de Serrano para ejemplificar cómo la relación paterno-filial se consolidó a través del tiempo.
“En la casa que vivíamos en la calle Júpiter de Isla Verde, siempre Pedro Julio le ponía conversación a la gente que pasaba por la parada de guaguas que había frente a nuestro hogar. Desde pequeño leía los periódicos y los comentaba, sus conversaciones eran muy profundas”, recuerda Mújica con un semblante de evidente admiración hacia su hijo.
A lo que añade Burgos que “era un niño difícil de complacer. Otros se complacen con un carrito, un juego, pero a Pedro Julio lo convencían los juguetes desafiantes”.
Pedro Julio se educó en el Colegio La Piedad, en Isla Verde, donde se destacó como líder estudiantil, participando de los clubes de oratoria y periodismo, así como presidente de la clase graduanda de octavo grado y miembro del consejo de estudiantes.
Su liderato público despuntó temprano en la vida, cuando el estudiante Natalio Bayonet fue asesinado en 1987 y Pedro Julio organizó la marcha ‘Disfruta de la vida sin drogas’, que llegó hasta el Capitolio, llamando la atención de los medios y la sociedad hacia el terrible flagelo social.
Y aunque Serrano confiesa sin tapujos que “desde que tengo recuerdo me gustan los nenes”, no es hasta tarde en su adolescencia -“cuando tenía 19 años”- que comienza el proceso de reflexión y aceptación de sí mismo.
Para ejemplificar la ecuanimidad con la que su hermano ha manejado su devenir por la vida, Héctor Mújica Burgos explica que “cuando él sale a la luz pública yo tenía 11 años. Él se sentó y me explicó que era homosexual y que había que respetar a las personas sin importar su orientación sexual”.
Pedro Julio creció en un hogar donde “me enseñaron que nadie estaba sobre nadie. Que todos somos iguales, siempre y cuando nos tratemos con respeto”.
Cuando le pido que me relate una vivencia que ilustre la ética que rigió su crianza, recuerda cómo “en una marcha contra la guerra, me fui frente a una de las pancartas. Sentí un halón por la camiseta. Era Mami. Y me dijo ‘tú no eres más ni menos que nadie, así que camina con la gente’”.
Fuera del clóset
El proceso de maduración de Pedro Julio que comenzó en la adolescencia se fortaleció durante su corta carrera universitaria en el campo de las comunicaciones, en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras.
A pesar de la seguridad en sí mismo que le inculcaron sus padres y el respaldo incondicional que le brindan, cuando Pedro Julio Serrano anunció públicamente su homosexualidad comenzó una etapa amarga para su familia.
“Cuando él se tiró públicamente a decir que era gay, yo le dije ‘no lo hagas’. Era muy joven, pensaba que no era el momento, no es que no quería que lo hiciera. Pero esa fue su decisión, su responsabilidad”, explica Alicia Burgos.
Por su parte, el padre de Pedro Julio recuerda “el morbo de la gente cuando él salió en público. … me llamaban y me preguntaban por él. Pero yo le ponía la bola en la cancha de ellos, ‘¿si vi el reportaje? Sí, sé que es homosexual, sí es activista y es un gran ser humano’”.
“No me digas que esto (la homosexualidad) comienza con la crianza. Es una realidad, ¿quién no tiene un familiar gay o lesbiana en su familia?”, se pregunta el relacionista público.
De otra parte, Alicia Burgos hace hincapié en que “no todo ha sido ‘peaches and cream’. Fue un proceso muy difícil, pero como él (Pedro Julio Serrano) ha dicho el amor es primero que nada. Y el respeto a las decisiones que nuestros hijos tomen es la base fundamental de esta familia. Una vez nuestros hijos toman su rumbo lo que hacemos es respaldarlos”.
Tal apoyo es la fortaleza principal del activista -quien laboró en diversas entidades públicas y privadas- en las que tuvo que capear el estigma degradante con el que la sociedad y sus instituciones tratan a los gays.
“Todas las instituciones políticas son homofóbicas. Aun teniendo muchos ayudantes, jefes de gabinete y empleados. Es una homofobia internalizada que no reconoce la diversidad”, opina sin tapujos quien es apodado ‘Pochy’ por sus familiares.
Su madre -quien opina e interviene libremente durante la entrevista- compara la experiencia de su hijo con la suya al opinar que “cuando me divorcié había un estigma contra las mujeres divorciadas, como ahora lo hay contra los gays, y todo ese desprecio viene de personas que no se respetan a sí mismos”.
Interviene Serrano para añadir que “aquéllos que atacan son homosexuales latentes… Atacan porque la gente no quiere que reconozcan en ellos lo que son”.
Entre San Juan y Nueva York
Luego de laborar en lugares como el departamento de Salud o Kaplan Educational Services, Pedro Julio vive y trabaja hace siete meses en Manhattan, Nueva York, donde se destaca como oficial de comunicaciones para Freedom to Marry, una organización que recluta a personas heterosexuales para que apoyen los derechos y las uniones de parejas del mismo sexo.
“Pedro Julio ha sido un agente de cambio para los derechos civiles. Los que quieren cambios siempre enfrentan dificultades, pero qué podemos hacer: apoyarlos”, señala su padre.
En cuanto al arduo camino que le ha tocado recorrer para ganarse el respeto de sus admiradores y adversarios, el activista apunta que al ser gay “tienes que demostrar el doble de lo que tú vales. Palabras como pato te deshumanizan, te convierten en un animal al que consideran gracioso. Así que para alcanzar tan sólo el ‘standard’, tienes que esforzarte”.
“Con mi experiencia -añade- me he sensibilizado hacia otras luchas. Mi lucha no es para los gays exclusivamente, sino porque Puerto Rico sea para todos. Para los negros, las mujeres, los pobres, los discapacitados, todos los discriminados que se quedaron a la orilla del camino”.
Acerca de su reciente conversión a ser adepto de la independencia para la Isla, luego de haber militado en las filas estadistas, subraya con aplomo que “hay dos opciones válidas y dignas para el status. Una es la estadidad, soberanía al interior de la unión estadounidense, y otra es la independencia. No creo que Estados Unidos sea la capital de las libertades. Si creo en la libertad individual, (también) tengo que creer en la libertad colectiva”.
Sus planes inmediatos son trabajar en contra de la discriminación por orientación sexual y de identidad de género en todas las esferas del país; y lograr una enmienda al artículo 68 del Código Civil para que lea que el matrimonio es una unión entre dos personas que consienten, en vez de ser una unión entre hombre y mujer.
Finalmente, y muy cómodo con todo lo que le ha deparado la vida, sigue en pie de lucha sosteniendo que “(al igual que) Carmen Villanueva (líder comunitaria de las parcelas Hill Brothers) siempre nos reafirmamos en nuestra identidad, porque ahí reside nuestra dignidad. Ella, donde se pare, dice que es negra, parcelera y a mucha honra. Yo siempre me reafirmo en que soy gay, puertorriqueño, con mucho orgullo”.
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...