Llego al aeropuerto y como siempre, detesto la fila de seguridad. El oficial me pide que me salga de la fila y vaya a un «screening especial» – lo que confirmaría mi desdén a este proceso rutinario.

Sin embargo, nada me preparó para lo que sucedió luego. Cuando llego al cuarto del «screening», el joven me dice que no había ningún problema de seguridad, era que quería darme un abrazo y agradecerme lo que mi familia y yo habíamos hecho por él.

Me dijo que tuvo una temporada de depresión, donde hasta incluso intentó suicidarse. En una de esas noches, vió la entrevista de mis padres con Rubén Sánchez.

Sí, esa entrevista en que mi Papá habló de desaprender la homofobia, el machismo y todas las formas de intolerancia. Sí, esa entrevista en que mi Mamá le dijo a Luisito Vigoreaux que no hacía falta un manual para lidiar con las personas LGBTT, sino que lo que hacía falta era el amor, el respeto, la prudencia, la decencia.

Al día siguiente, este oficial que hoy me dió un abrazo, habló finalmente con sus padres, quienes habían expresado su homofobia una y otra vez. Al ver ese amor y la defensa tan férrea de mis padres, decidió mostrarle el vídeo a sus papás. Al finalizar, su Mamá le dijo: «sé porque pones esta entrevista y la respuesta es: tal vez no entendamos aún, pero te amamos».

Ese día, me dijo Juan, su depresión empezó a terminar y desde entonces, vive feliz, con amor y con la cabeza en alto.

Gracias, Papi y Mami por con su ejemplo ayudar a otr@s en su proceso… les amo inmensamente.