La vida te enseña a cantazos, a veces.
El cantazo más fuerte que recibí – fueron los 9 meses que estuve sin trabajo cuando decidí regresar a vivir a mi patria.
Tras 9 años de lucha con un pie en los niuyores y otro en Puerto Rico, decidí intentar una vida en mi país. No funcionó.
Me quedé prácticamente solo. Sufrí la mayor depresión de mi vida. Se burlaron. Me atacaron. Intentaron destruirme.
No exagero. Esa fue mi realidad. Me encerré hasta que Yulín me dio esperanzas al contratarme. Luego, Melissa me rescató y regresé a mis niuyores.
Ese año – al que denomino annus horriblis – hizo más por mi crecimiento que cualquier otro evento.
Ni el vih, ni el cáncer, ni los dos infartos cardíacos, ni las amenazas y atentados de muerte, pudieron hacerme crecer más que ese año en el que humildemente tuve que crecer.
Hoy soy un mejor ser humano gracias a esa adversidad. Tengo más empatía. Soy más maduro, sensible, humilde.
Lo digo con la transparencia que me caracteriza. Soy mejor ser humano porque pude levantarme del suelo.
No soy perfecto, nunca lo seré. Pero soy mejor. Y por eso, a la vida, con todos sus cantazos, le doy gracias.
La vida sigue, la lucha sigue…
¡Después de la más profunda oscuridad llega el esplendor de la luz! Gracias por recordárnoslo. Un abrazo.
¡Después de la oscuridad la luz! Gracias por recordárnoslo. Un abrazo. Luz Reyes
Saludos Pedro. Me encanta tu positivismo que da tanto aliento en esta lucha por la igualdad y justicia. Un Abrazote amoroso dondequiera que estés. Adelante!!!