Hoy se hará historia. El primer boxeador abiertamente gay irá tras un campeonato mundial.
Ese boxeador es puertorriqueño. Y viene del residencial Quintana. Es luchador, humilde, trabajador, disciplinado, carismático, pero sobre todas las cosas, un maravilloso ser humano.
Como figura pública, dentro y fuera del ring, está rompiendo estereotipos. Su mensaje claro y contundente en contra de la homofobia, nos inspira. Su concentración en su profesión, se admira. Su orgullo por sus identidades – boricua y gay – nos llenan de orgullo.
En el plano personal, no tan sólo es mi amigo, sino que seré su compadre cuando apadrine su boda con su prometido José Manuel.
He visto su desarrollo en este último año desde que salió del clóset, pues he estado en su esquina como parte de su equipo. Y no puedo estar más orgulloso de su gesta.
Orlando «El Fenómeno» Cruz s el claro ejemplo de que cuando afirmas tu identidad, reafirmas tu dignidad y eso te da las fuerzas y las herramientas para enfrentarte a lo que sea. Esa seguridad que él demuestra, corresponde a esa liberación.
El que sube al ring hoy es alguien con sed de triunfo – por lo que representaría para sus dos identidades más sobresalientes. Sería el segundo boricua en ser campeón mundial actualmente. Sería el primer boxeador abiertamente gay en la historia en ser campeón mundial.
Puerto Rico y la comunidad LGBTT mundial tendremos los ojos puestos en nuestro Orlando.
Pase lo que pase, él ya ganó su mayor batalla – siendo fiel a quien es. Ya él triunfó y se coronó con el mejor campeonato – el de su página dorada en la historia, el del amor de la gente, el de contribuir a una mejor humanidad por su valerosa gesta.
Pa’lante campeón… estamos contigo!