Me retiro del activismo, si tras participar en un congreso para «prevenir» o «cambiar» la orientación sexual, dejo de ser gay. Esto es lo que pretende el Congreso «Comprendiendo la Homosexualidad» que se celebrará el 16 y 17 de octubre en la Universidad Central de Bayamón (UCB). Y claro, sólo participaré si algunos de los líderes religiosos que lo auspician… participan del mismo para prevenir y cambiar su propia homosexualidad. Este congreso es auspiciado por Courage, el único apostolado aprobado por el Arzobispo de San Juan, Monseñor Roberto González.
Según su descripción, Courage es un «apostolado de la Iglesia Católica que provee atención pastoral a hombres y mujeres con atracción no deseada hacia su mismo sexo». Según mi descripción, ésta es una hipocresía más y una charlatanería más del fundamentalismo católico que se esconde detrás de «actos compasivos» para seguir fomentando el odio y la intolerancia.
Este congreso pretende «informar y capacitar sobre las realidades de la homosexualidad desde una perspectiva científica y religiosa». Pero me pregunto por qué no invitaron a algún líder religioso, como el Obispo Episcopal David Alvarez, que reconoce la orientación sexual como una característica inherente e inmutable del ser humano. O por qué no invitaron a un científico, como algún miembro del Comité de Diversidad de la Asociación de Psiquiatría o del Colegio de Trabajadores Sociales, que sabe que la orientación sexual no se puede cambiar.
La respuesta es clara: porque ésta es manipulación del peor tipo.
Eduardo Galeano decía que «la caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respetuo mutuo». Este intento de compasión y tolerancia por parte de estos mercaderes del odio y la intolerancia no es más que un inhumano ejercicio de disfrazar la discriminación y el prejuicio bajo un manto religioso. Lo que tienen que ser es solidari@s con las personas LGBT para que puedan aceptar su orientación sexual o identidad de género y vivir una vida plena.
Lo que verdaderamente tenemos que hacer aquí es educar a un pueblo y este tipo de acto homofóbico, inmoral e inhumano se tiene que denunciar como lo que es: una patraña. Es un intento de los grupos fundamentalistas de capitalizar ante la baja autoestima, los miedos y la confusión de muchas personas lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros (LGBT) que aún quieren tener un vínculo con una religión que l@s rechaza y deshumaniza. Estos grupos fundamentalistas han usado tácticas consideradas antiéticas, inhumanas y dañinas para degradar y demonizar a las personas LGBT.
Desde la década de 1970 en Estados Unidos se descartó patologizar a la homosexualidad. Mientras que en la década de de 1990 la Organización Mundial de la Salud, también, se eliminó de los diagnósticos de enfermedades mentales. Incluso, para que quede más claro: hace unos meses, la Asociación Americana de Psicología (APA por sus siglas en inglés) confirmó — una vez más — que la orientación sexual no se puede cambiar. En su más reciente convención anual, la APA urgió a l@s profesionales de la salud mental a evitar ofrecer terapias «reparativas» pues la orientación sexual no puede cambiarse. De hecho, la organización estableció que dichas terapias pueden ser dañinas, no tan sólo para las personas lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros (LGBT), sino para sus familias y para la sociedad. Y también urgió a l@s profesionales de la salud mental y los grupos fundamentalistas a que cesen y desistan de presentar falsos argumentos de que la homosexualidad se puede «curar».
Y es que lo único que debemos «curar» es la homofobia. Debemos reconocer que el prejuicio en contra de la orientación sexual y la identidad de género es un mal social que tenemos que combatir. Tenemos que crear una sociedad que acepte e incluya cada un@ de nosotr@s, especialmente l@s jóvenes que se identifican como lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros. Ciertamente tod@s seremos más saludables cuando cada un@ de nosotr@s pueda traer su completa humanidad, su completa identidad a nuestros trabajos, a nuestras escuelas, a nuestras iglesias y a nuestras comunidades.
A las personas LGBT que crean en las falsas promesas de este congreso — así como a todas las personas que han sufrido la inhumana terapia de conversión — les invito a liberarse del yugo de la opresión que se les ha impuesto. La felicidad está en aceptarse, valorarse y respetarse tal y como un@ es.
Pero al arzobispo, a su capítulo de ‘Courage’ y a la UCB les exijo que no confundan a este pueblo y mucho menos, confundan a jóvenes que están descubriendo su orientación sexual o su identidad de género. Están haciendo un daño irreparable — atentando contra la vida, la salud y el bienestar de jóvenes LGBT que necesitan autoaceptarse y entender que no hay nada malo en ser lesbiana, gay, bisexual o transgénero. Que sí pueden ser felices afirmando su orientación sexual o identidad de género y vivir una vida plena.
Al arzobispo, a su capítulo de ‘Courage’ y a la UCB — l@s responsabilizo por cualquier daño que puedan causarle a una persona LGBT, por confundirl@s y por poner en riesgo su bienestar y su salud emocional y física. Les invito a que reflexionen y detengan su intento de justificar la opción de autoinhibirse de vivir de acuerdo a su inherente orientación sexual o identidad de género. Esa es su opción personal y particular, pero no es real y mucho menos saludable. Hay que ser responsables.
En fin, que todo lo antes expresado hace obvio el hecho de que no me retiro ná y que seguiré combatiendo lo que verdaderamente hay que cambiar: la homofobia…