Sonia Sotomayor es boricua, pa’ que tú lo sepas…

Obama Supreme CourtHay momentos que tocan la fibra más profunda de nuestro ser y la llegada de Sonia Sotomayor al Tribunal Supremo de los Estados Unidos es uno de esos momentos que se adentran en el corazón de un@. Como puertorriqueño, me siento profundamente orgulloso de su logro, de su vida, de su origen. Su historia de vida es excepcional y es una muestra de lo que miles, sino millones de boricuas han vivido al emigrar a este país. Contra todo discrimen, contra todo obstáculo, contra todo — se han superado, se han destacado, se han abierto camino.

Hay tres momentos maravillosos de este proceso que quedarán grabados en mi mente, pero sobre todo en mi corazón. El primero fue cuando al ser anunciada su nominación, Sonia indicó que ella aspiraba a ser como su madre, Celina. Además, Sotomayor indicó que es quien es por su madre y que ella es sólo la mitad de la mujer que su madre es. Su historia me recordó a la crianza y el amor que mi suegra le dio — también desde el Bronx — a sus dos hij@s: mi novio Steven y mi cuñada Celina, en circunstancias casi idénticas, siendo viuda y trabajando dos empleos para echar adelante a sus hij@s.

El segundo momento impactante de este proceso fue el día de su juramentación, cuando Sotomayor estableció su orgullo por su herencia latina al pronunciar en perfecto español su nombre. Lo dijo clarito: Sotomayor. No dijo “sou-tou-ma-iour” como pronuncia la mayoría de la gente angloparlante. Es un momento de mucho orgullo para l@s latin@s que vivimos en los Estados Unidos, pues con su mera pronunciación correcta de su apellido, Sotomayor celebró nuestro orgullo latino.

El tercer momento emocionante es cuando al regresar a la Casa Blanca — ya como Jueza del Tribunal Supremo de Estados Unidos — para una recepción que le ofreció el Presidente Barack Obama, Sotomayor demostró su orgullo boricua. Con una sonrisa de oreja a oreja, Sotomayor agradeció el hecho de que su historia fuera posible — el que “una niña puertorriqueña del Bronx” pudiera llegar al más alto tribunal estadounidense.

Sin lugar a dudas, se ha hecho historia. Es sólo la tercera mujer y la primera persona latina en llegar al máximo foro judicial estadounidense. El ver cómo manejó con indestructible dignidad el proceso de confirmación ante muestras claramente racistas de algunos de sus interrogadores y ver cómo expuso, sin reparos, su identidad como mujer y puertorriqueña — llenan de profundo orgullo no tan sólo a l@s puertorriqueñ@s, a l@s latin@s, a las mujeres, sino a toda persona que cree en la igualdad de oportunidades y en la celebración de la diversidad.

Ahora resta que al considerar los asuntos que tendrá de frente, incluyendo por supuesto los derechos para las personas lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros (LGBT), Sotomayor imparta el mismo sentido de justicia y dignidad que mostró durante todo este proceso y valore, celebre y respete las diferencias con el mismo ahínco.

Por el momento, como puertorriqueño celebro que Sotomayor es boricua, pa’ que tú lo sepas. ¡Qué viva Sonia Sotomayor, qué vivan las mujeres puertorriqueñas!

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