Los recientes triunfos en favor de la igualdad de derechos para las personas lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros (LGBT) demuestran una vez más una verdad irrefutable: la igualdad es inevitable.
Aunque no es menos cierto que justicia tardía no es justicia; la reciente rapidez con que se están reconociendo nuestros derechos en todas partes del Mundo, demuestra que estamos acercándonos a un momento decisivo en esta lucha por la igualdad legal. Está llegando el momento en que ya no se podrá dar marcha atrás.
El hecho de que el Tribunal Supremo de Iowa — un estado del conservador medioeste estadounidense — haya reconocido unánimemente la igualdad en el matrimonio para parejas del mismo sexo, es una clara señal de que no se puede seguir negando la máxima de las Constituciones que establecen que tod@s somos iguales ante la ley. El hecho de que la Legislatura de Vermont se convirtiera en la primera asamblea legislativa estadounidense en aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo — inclusive pasándole por encima al veto del gobernador — es una clara señal de que l@s polític@s pueden cumplir con su obligación constitucional de instrumentar la igualdad sin temor a costo político alguno.
El hecho de que Washington, D.C. aprobara unánimemente el que los matrimonios entre personas del mismo sexo que se realicen en otras jurisdicciones se reconozcan en la propia capital estadounidense es una clara señal de que se le hace tarde al Congreso para legislar la igualdad. El hecho de que se han reconocido o se esté acercando el reconocimiento de derechos iguales para las personas LGBT en lugares tan distintos como Suecia y Cuba; Venezuela y Estados Unidos; Suráfrica y España; Japón y Brasil, es una clara señal de que hay un movimiento inequívoco hacia la igualdad total con alcance mundial.
Mientras estos avances ocurren, en Puerto Rico ni tan siquiera se discute la posibilidad de culminar la revisión del Código Civil que otorgaría limitados derechos para las parejas del mismo sexo y el cambio en el encasillado de sexo en el certificado de nacimiento para las personas transexuales. Mientras el Mundo se mueve hacia la igualdad, en Puerto Rico no se ha implementado correctamente la Orden Ejecutiva para prohibir el discrimen por orientación sexual e identidad de genero — que también daría derechos a las parejas del mismo sexo o heterosexuales que conviven sin casarse de l@s emplead@s públic@s. Mucho menos se ha legislado la promesa de campaña del partido gobernante de prohibir el discrimen en el empleo.
Y sí, la espera desespera, como dice ese refrán popular. Mientras la igualdad llega… las personas lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros seguimos contribuyendo al país — aún con el discrimen que existe, aún pagando las contribuciones sin recibir los derechos iguales, aún con tener que defender diariamente nuestra dignidad ante tanta homofobia — aún contra toda adversidad. La realidad es que se le está haciendo tarde a nuestro País — que se jacta de tener una de las Constituciones más avanzadas del Mundo — para cumplir con su obligación de instrumentar esa igualdad, de hacer verdadera justicia.
Aún en este vacío que se siente en mi País, sé que un día escucharé a algún líder político o alguna líder política en Puerto Rico expresarse como el presidente senatorial de Vermont, Peter Shumlin, al legalizar la igualdad en el matrimonio en ese estado: «Nunca me he sentido más orgulloso de Vermont que ahora cuando nos convertimos en el primer estado en legislar la igualdad en el matrimonio, no como resultado de una orden judicial, sino porque es la acción correcta».
Aún con la espera que desespera, sé que un día escucharé a un/a líder de nuestro Puerto Rico dar una declaración parecida a la que dieron los líderes legislativos en Iowa, Mike Gronstal y Pat Murphy, al apoyar la decisión del Tribunal Supremo de su estado otorgando la igualdad en el matrimonio: «Cuando todo sea dicho y hecho, creemos que la única pregunta será por qué nos tardamos tanto. Es una pregunta muy difícil de contestar porque tratar a tod@s justamente es materia del sentido común y de decencia común en Iowa.»
Aún con la injusticia de esta discriminación que lacera la fibra moral de nuestro pueblo, sé que un día escucharé a un/a líder de nuestro Puerto Rico pronunciar palabras similares a las que expresó el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, cuando se legisló la igualdad en el matrimonio para las parejas del mismo sexo en su país: “Hoy la sociedad española da una respuesta a un grupo de personas que durante años han sido humilladas, cuyos derechos han sido ignorados, cuya dignidad ha sido ofendida, su identidad negada y su libertad reprimida. Hoy la sociedad española les devuelve el respeto que merecen, reconoce sus derechos, restaura su dignidad, afirma su identidad y restituye su libertad. Es verdad que son tan sólo una minoría; pero su triunfo es el triunfo de todos. También aunque aún lo ignoren, es el triunfo de quienes se oponen a esta ley, porque es el triunfo de la libertad. Su victoria nos hace mejores a todos, hace mejor a nuestra sociedad”.
Estas tres declaraciones tienen un elemento en común: cuatro hombres heterosexuales orgullosos de haber contribuído al triunfo de la libertad, se lamentaron por un lado que se había hecho justicia tardía, pero aprovechaban la oportunidad para destacar la humanidad de las personas lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros, para destacar la común humanidad que nos une a tod@s.
Y es que aunque se tarde más de lo que quisiéramos, no le puede caber duda a persona alguna: es un hecho inevitable que al final del camino, Puerto Rico será para todos y todas.
La igualdad es un hecho inevitable…
TE FELICITO Y ESTOY DE ACUERDO CONTIGO.TARDE O TEMPRANO ALGUIEN DARA ESE PRIMER PASO SIN IMPORTARLE EL COSTO POLITICO Y SE HARA JUSTICIA.LAS PALABRAS DE RODRIGUEZ ZAPATERO SON LUMINOSAS Y DEJAN VER QUE ESTAMOS FRENTE A UN HOMBRE DE ESTADO QUE MAS ALLA DE INTERESES PEQUEÑOS MIRA AL FUTURO EN SU AFAN DE HACER UNA CONTRIBUCCION A SU PAIS.OJALA NUESTROS POLITICOS LEAN TU COLUMNA…..UN FUERTE ABRAZO.ADELANTE.