Pedro Julio Serrano
El Nuevo Día
Con el arresto de tres sospechosos de atacar a Alexa se empieza a hacerle algo de justicia a Alexa Negrón Luciano, mujer trans que fue víctima de uno de los peores crímenes de odio en Puerto Rico.
Sí, tres personas serán sometidas a un juicio por el ataque transfóbico de Alexa; pero aquí hay muchos más responsables. Aún no se encuentra a quienes la asesinaron. Eso no es hacerle justicia.
Ese asesinato —como todo crimen de odio— no se dió en un vacío. Fue producto de un clima de violencia que comienza con el desamor de una familia, con los epítetos transfóbicos, con la deshumanización de la gente trans por parte de líderes fundamentalistas, con la violencia institucionalizada.
A Alexa la calumniaron, la acusaron falsamente, la persiguieron, la acosaron, la cazaron. Cuando finalmente los asesinos la encontraron, gracias a las pistas de la gente que la perseguía, la mataron gritándole epítetos transfóbicos.
Esa cadena de violencia comenzó en el momento en que los líderes fundamentalistas empezaron a deshumanizar a la gente trans por ir al baño como hacemos todas las personas.
Por años, estuvieron con la retórica de odio llamando “pervertidos, enfermos, acosadores” a las personas trans por usar el baño de acuerdo a su identidad de género.
Finalmente, alguien que seguramente escuchó esa retórica de odio, arremetió contra Alexa y decidió acusarla falsamente. La ajustició en las redes sociales y se hizo viral su difamación. El fatal desenlace se pudo haber evitado si el odio no fuera el detonante.
A Alexa también le falló la Policía de Puerto Rico, que fue negligente desde el momento en que se reportó su muerte al declarar que Alexa era “un hombre vestido de mujer”. Luego, dañaron la investigación al arrestar ilegalmente a una persona de interés y para colmo, creyeron la versión de que las personas que filmaron los insultos a Alexa solo utilizaron un arma de “gotcha”.
En Puerto Rico han asesinado a siete personas trans en un año, siete vidas que hemos perdido a causa del odio, siete vidas que tenían el mismo derecho que tengo yo de vivir en paz, equidad y libertad.
Para poder hacer valer esa promesa de equidad ante la ley y de la inviolabilidad de la dignidad humana que le asiste a la gente trans, tenemos que empezar por desarticular el odio.
Tenemos que reconocer que las personas trans son tan seres humanos como lo somos tú y yo. Tenemos que erradicar la transfobia institucionalizada. Tenemos que acabar con la retórica y las acciones de odio de los líderes politicos y religiosos fundamentalistas.
Que la muerte de Alexa no sea en vano. Que aprendamos a respetar a las personas trans, a validarlas, a amarlas, a celebrarlas. Las personas trans merecen vivir una vida digna, plena, maravillosa.
La mejor manera de hacerle justicia a Alexa es que no perdamos ni una vida trans más a causa del odio. La mejor manera de hacerle justicia a Alexa es encontrando a sus asesinos y llevarlos ante la justicia.
La mejor manera de hacerle justicia a Alexa es que no se pida la pena de muerte para quienes la asesinaron. La mejor manera de hacerle justicia a Alexa es reformar a la Policía para que traten dignamente a la gente trans.
La mejor manera de hacerle justicia a Alexa es acabar con el odio. La mejor manera de hacerle justicia a Alexa es darle oportunidades de vida, trabajo, estudio, vivienda, progreso a la gente trans.