Un sacerdote que dejó de ser homofóbico…

priest-avatar_318-9151Un sacerdote me escribe. Comparto su historia con ustedes. Es larga, pero vale la pena.

«Saludos, soy sacerdote. Hace unas semanas escuché tu entrevista en el programa de Normando Valentín. ¿Sabes? Me sorprendió mucho que dijeras que eres “católico cultural” a pesar del daño que has sufrido por parte de miembros de la Iglesia.

Es una lástima que existan tales personas que dicen seguir a Cristo, y enseñen incluso a odiar a la comunidad gay. ¿Y sabes? ¡La gran mayoría de ellos, no se sostienen de la fe para ser homofóbicos, sino que la utilizan, para justificar su homofobia!

Yo fui homofóbico durante un tiempo considerable de mi vida. Pero al parecer, el Señor no quería que yo siguiera actuando de esa forma, y me fue poniendo personas en mi camino con las cuales yo pude comenzar una transformación.

Por ejemplo, un compañero de la universidad, le dijo a mi hermana y mi madre que era gay. Les pidió como favor que yo no lo supiese por la forma tan fuerte que me dirigía en contra de la comunidad LGBTT. Ellas me lo contaron, y eso me pudo a reflexionar mucho del como yo me proyectaba y el daño que estaba causando a algunas personas.

En realidad, yo nunca los odié realmente. Fue como si la sociedad me hubiese implantado eso en la cabeza, pero de allí nunca bajó a mi corazón. Comenzaría un proceso largo de limpieza mental.

Todo cambiaría al entrar en el seminario de la congregación. Un día, uno de los compañeros que más he querido en mi vida, se emborrachó con los licores que tenemos en la alacena del seminario. Después de decirme que yo era la persona que el más quería (después de su familia) me dijo que era homosexual. De ahí en adelante comenzó la verdadera transformación en mí.

No me permitía a volver a hacer comentarios despectivos sobre la comunidad gay, y sobre todo, comencé a buscar en la Biblia todo lo que incumbe al “pecado de la conducta homosexual”. Encontré un mundo fascinante donde veía que no existe una cosa como tal, sino malas interpretaciones de los lectores de la Biblia.

Incluso, entendí el problema grande que existe en IDOLATRIZAR la Biblia misma, y el peligro diabólico de caer en el fundamentalismo. Por otro lado aprendí a ver más allá del texto. A comprender que SÍ, es inspiración divina, pero está completamente escrita por manos humanas, lo cual, la hace más rica, pero, por lo cual nos vemos obligados a interpretar con esmero partiendo de un análisis histórico-crítico.

Cada vez que me acercaba más a Dios, me daba cuenta del amor enorme que hay para TODOS POR IGUAL, pero especialmente, por los marginados. Y ustedes son los más marginados en esta época. Les ha tocado vivir el dolor del desprecio por parte incluso de aquellos que fueron marginados antes que ustedes.

Le doy gracias a Dios porque ha sanado mi corazón y me puedo acercar a no solo a ustedes, sino a cualquier marginado por la sociedad. No soy perfecto y de hecho, me falta muchísimo y no pretendo serlo. Pero he vivido en carne propia la marginación por no ser una persona convencional para la vida religiosa y sacerdotal.

Por igual, me acusan de ser homosexual por el simple hecho de defender su causa. Y me siento bien por ello, porque esas acusaciones me han puesto en el lugar de aquellos que Cristo más ama. Aquellos que continúan su pasión en carne propia ante los latigazos del desprecio colectivo.

Finalmente, como sacerdote, he tenido el privilegio de confesar, dar dirección espiritual, consejos y toda la ayuda que tengo a mi alcance a muchos miembros de la comunidad LGBTT. Les he ayudado a encontrar a ese Dios verdadero, ese Dios amoroso, ese Dios que cuya imagen ha sido empañada por tantos “hijos” suyos, que se dicen ser seguidores fieles de su evangelio. Tal vez si lo son, pero están muy confundidos.

Muchas bendiciones hombre, y sigue luchando por tus derechos, que yo te estaré apoyando con mis oraciones y con mi testimonio. ¡Que la pasión de nuestro Señor Jesucristo esté siempre grabada en tu corazón!»

Un comentario sobre “Un sacerdote que dejó de ser homofóbico…

  1. Tremendo testimonio. Ojalá y sigan surgiendo muchísimos sacerdotes y pastores protestantes con esta manera de pensar. El mundo cambiaría realmente para bien pues los responsables del odio y las divisiones y marginaciones en este mundo siempre ha sido la religión cristiana y seria bueno que cambiara.

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