Acabo de tener un inesperado debate radial por WKAQ580 con el sacerdote Carlos Pérez. Mientras era entrevistado por Rubén Sánchez, decidí llamar para confrontar sus mentiras.
Entre gritos, interrupciones, eufemismos, engaños, mentiras e insultos, trató de confundir al pueblo una vez más sobre la lucha por la igualdad y la dignidad de las personas LGBTT.
Con amor, respeto, deferencia, paciencia, empatía y solidaridad, desmentí cada una de sus falacias.
Por último, Padre Carlos, lo que sucedió hoy no fue que me permitieron – para ripostarle sus mentiras – tener mis «tres minutos de gloria» como usted alegó.
Lo que escuchó hoy de mi es el resultado de una vida de lucha, de un corazón engrandecido por el amor, de más de 25 años de trayectoria en favor de l@s marginad@s – es@s mism@s que usted debería defender si verdaderamente aspira a llamarse «cristiano».
El amor siempre vence al odio, siempre. Y hoy, una vez más, el amor triunfó…