«No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo», decía Voltaire.
Por años, las personas LGBTT hemos tenido que sufrir vejámenes, insultos, ataques, mentiras, engaños, patrañas, odio, violencia e intolerancia de parte de l@s homofóbic@s y de l@s fundamentalistas.
Durante mis más de 15 años como activista, he defendido su derecho a expresar lo que entiendan, de vivir de acuerdo a sus creencias y de predicarlas.
Defiendo la libertad de expresión hasta el fin del mundo, pero esa libertad no puede poner en peligro a otras personas, ni ser utilizada para degradar, mancillar, humillar o violentar la dignidad de nadie.
Esa dignidad no es negociable. Esa dignidad es inviolable – y para quien no sepa, la inviolabilidad no permite excepción.
Sobre la controversial foto que está circulando sobre un cartelón que usó mi amigo y escritor David Caleb, tengo que aclarar que yo no hubiera usado ese lenguaje. Pues quien me conoce, sabe que no me expreso así. Y también puedo entender a quien se haya sentido ofendid@ – y de mi parte, expreso mi solidaridad con su dolor.
Tras hablar con él, le expresé que no me solidarizo con sus expresiones, pero tengo que defender su derecho a la libre expresión – como también he defendido el derecho a expresarse a l@s fundamentalistas y homofóbic@s.
Un cartelón no hace verano. Y aunque no me solidarizo, no se puede comparar con los miles de insultos, ataques, mentiras que a diario nos lanzan l@s fundamentalistas y homofóbic@s.
Nos dicen «patos, maricones, buchas, hombres con tetas, pervertidos, pecadores, criminales, loquitas, pedófilos, troqueras, enfermos mentales, etc., etc., etc.» Puedo seguir y no terminar jamás.
A fin de cuentas, hay que poner las cosas en perspectiva. El mensaje de David Caleb es uno hacia la creencia particular – en la cual él no cree y decidió expresar de tal manera. Pero el mensaje de l@s fundamentalistas atenta contra nuestra dignidad humana, nos degrada, nos humilla, nos violenta.
Reitero para finalizar:
«No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo», como decía Voltaire.