Por Pedro Julio Serrano
Puerto Rico somos tod@s
Columna | Metro
En mi primera columna para Metro, lo advertí y sucedió: la homofobia no gana elecciones.
El Partido Nuevo Progresista fue el único partido que apostó a la homofobia como estrategia de campaña al no presentar propuestas para la comunidad lésbica, gay, bisexual, transgénero y transsexual (LGBTT) y perdió las elecciones.
Más aún, la mayoría de los candidatos apoyados por los grupos fundamentalistas fueron derrotados o perdieron sus posiciones de liderato. Y la mayoría de aquellos a quienes se opusieron, triunfaron.
De hecho, hubo cinco partidos que presentaron propuestas y uno de ellos — que ganó los comicios — el Partido Popular Democrático (PPD) tendrá que cumplir con esas promesas de campaña.
Antes de entrar en esas promesas, quiero destacar que el triunfo más significativo de estas elecciones — por la manera en que hizo alianzas con la comunidad LGBTT y otros sectores — fue el de Carmen Yulín Cruz sobre Jorge Santini. Con esa victoria se confirmó que se tiene que abrazar la causa LGBTT genuinamente y no por conveniencia.
Por un lado, hubo un candidato que usó la homofobia como estrategia de campaña; tardó en aprender que tenía que darle derechos a sus emplead@s LGBTT y aún no lo ha hecho; y no le pidió a su partido a que reconociera lo que él supuestamente había aprendido — reconocer esos derechos. Demostrando así que era pura conveniencia y no “madurez” como alegó.
Por otro lado, hubo una candidata que ha dicho presente en la causa LGBTT siempre: marchó en decenas de eventos LGBTT; fue la única en firmar un acuerdo con la comunidad LGBTT; nos incluyó en sus discursos; y por primera vez en nuestra historia, una pareja del mismo sexo fue presentada en un anuncio político televisivo.
Como si fuera poco, el primer oficial electo abiertamente gay en la historia fue parte de su plancha a la Legislatura Municipal, Pedro Peters Maldonado. Demostrando la solidaridad y la inclusión no tan sólo en la prédica, sino en la práctica. Por todo eso y más, hoy nuestra ciudad capital tiene una nueva alcaldesa.
Ya enumeradas las lecciones de las elecciones, ahora corresponde al PPD cumplir con sus promesas: prohibir el discrimen en el empleo contra la comunidad LGBTT; aplicar la Ley 54 de violencia doméstica a parejas del mismo sexo; otorgarle derechos a parejas de hecho; hacer valer la ley de crímenes de odio; restaurar la perspectiva de género en la educación pública; entre otras.
Aún queda permitirle a las personas transgéneros y transexuales cambiar el encasillado de sexo de sus certificados de nacimiento; continuar nuestro diálogo nacional para que se reconozca que el matrimonio es el vehículo que daría completa igualdad a las parejas del mismo sexo; y que hay que garantizar que la constitucional separación de Iglesia y Estado se ponga en práctica, entre otros asuntos.
En fin, el cumplimiento de las promesas del PPD será un paso más en la dirección correcta, pues esta lucha acabará cuando se haya logrado la igualdad y la justicia para las personas LGBTT y para todos los seres humanos.