Defiendo la libertad de expresión hasta el fin del mundo, pero esa libertad no puede poner en peligro a otras personas, ni ser utilizada para degradar, mancillar, humillar o violentar la dignidad de nadie.
Esa dignidad no es negociable. Esa dignidad es inviolable – y para quien no sepa, la inviolabilidad no permite excepción.
Es triste ver a quienes logran su popularidad a costa de las burlas sin pensar en el dolor que causan y que un día pueden ser ell@s los motivos de burlas y ataques. Ojalá despierten a tiempo y que se eviten el cantazo que hoy propinan, el dolor que hoy causan.
Esas burlas, muchas veces, salen de inseguridades, miedos e ignorancia. Tenemos que trabajar para restaurar el autoestima de nuestra gente, el amor propio, el respeto a si mismo y a l@s demás. Tenemos que desaprender todos esos prejuicios y complejos que nos endilgan – que no nos pertenecen.
Tenemos que reafirmar nuestra identidad – nuestras identidades – para reafirmar nuestra dignidad individual y colectiva.
Sé que es difícil, pero es más que necesario, es imperativo. Si verdaderamente queremos vivir en un País, en un Mundo que respete a tod@s – sin distinción alguna – tenemos que comenzar por nosotr@s mism@s.
Como dijo Gandhi, seamos el cambio que queremos ver en el Mundo, desde ya… ♥