Si no quiere que le digan homofóbic@, no lo sea. Así de sencillo. Muchas personas que se oponen a la igualdad de derechos para las personas lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros (LGBT) se ofenden si se les cataloga de homofóbic@s, pero es que no hay otra razón para rechazar a las personas LGBT que no sea la homofobia. Puede ser ignorancia, puede ser testarudez, pero la homofobia es el elemento clave en la oposición de algunas personas a la igualdad para las personas LGBT.
Hace unos días, recibí un inspirador mensaje de una gran amiga y mentora, Delvis Griselle. Madre de tres hij@s, en su casa nunca ha habido reparos para la diversidad y así fui aceptado y bienvenido desde el primer momento. Crió a sus hij@s con el mayor respeto a la diversidad y enseñando con la práctica, pues no había tabúes. Tanto así que en las fiestas en su casa, las parejas del mismo sexo tenían que bailar juntos, si así lo deseaban. Es más, ella nos obligaba a bailar juntos o sacaba a bailar a una amiga lesbiana para demostrar con sus acciones, que la diversidad era y es la norma en su casa.
Pues, en estos días, Delvis me escribió lo siguiente: «Te cuento que Robertito (su hijo) estuvo de vacaciones en casa este verano y de pronto se apareció en mi habitación y me dijo: ‘Mami quiero agradecerte que nos criaras sin homofobia. Soy feliz por eso. Las personas homofóbicas llevan un gran sufrimiento en su corazón. Yo estoy libre de eso’. Me emocioné. La bandera gay todavía ondea en casa. Siempre sonrío cuando la veo pues recuerdo el día que la llevaste a casa.»
Y es que así debe ser, en vez de criar a sus hij@s con temor a lo diferente, se debe celebrar. No es callar, es educar. No es tapar, es enseñar. No es señalar, es destacar. La responsabilidad de un padre o una madre es mantener a sus hij@s libres de prejuicios, no es enseñárselos.
De hecho, todavía agradezco el hecho de que Delvis Griselle Ortiz fuera la primera periodista en entrevistarme luego de mi primer acto de activismo en el 1997, cuando depuse en vistas legislativas en contra del Proyecto de la Cámara 1013. Ese proyecto luego se convirtió en ley prohibiendo el reconocimiento en Puerto Rico de matrimonios entre parejas del mismo sexo hechos en otras jurisdicciones.
Hoy le doy gracias a Delvis y a miles de padres y madres responsables que educan a sus hij@s para la paz, para la inclusión, para el respeto a la diversidad. Hoy comparto la esperanza en el mensaje de Delvis, pues se puede construir un Puerto Rico, un Mundo donde quepamos tod@s. Mi consejo a aquell@s que no quieren ser catalogad@s de homofóbic@s es simple: deje de serlo.