Las cosas por su nombre…

Las cosas por su nombre

Pedro Julio Serrano
Activista de derechos humanos

El Nuevo Día
Columnas
29-Noviembre-2006

Llamemos las cosas por su nombre. El trabajo sexual, erróneamente conocido por prostitución, es un tema difícil y complejo.

Para humanizar a aquellas personas que ejercen este oficio y enfatizar la naturaleza laboral de proporcionar servicios sexuales, se debe utilizar el término trabajo sexual. El término prostitución estigmatiza a las trabajadoras sexuales y libera de su responsabilidad en el comercio sexual a los clientes. No olvidemos que las trabajadoras sexuales son seres humanos, que recurren a este trabajo para sobrevivir.

Algunas son mujeres transgéneros, que tienen una identidad y expresión de género diferentes a su sexo biológico. Por lo que se debe respetar los adjetivos de género que estas personas prefieran, ya sea femenino o masculino.

Por otro lado, travesti es una persona que viste con ropa del sexo opuesto, pero que no se identifica con ese género. Utilizar la frase “hombres vestidos de mujer” es errónea, pues estigmatiza a personas por su identidad y expresión de género.

No se debe mezclar la gimnasia con la magnesia, ya que las personas transgéneros pueden tener diversas orientaciones sexuales, la atracción física y emocional hacia otro ser humano.

Si la atracción es hacia personas de su mismo sexo, se es homosexual o lesbiana; si es al sexo opuesto, se es heterosexual y si siente atracción hacia personas del mismo sexo y del sexo opuesto, se conoce como bisexual.

En momentos de crisis, el Estado recurre a criminalizar a comunidades como las del comercio sexual para desviar la atención de problemas como el IVU, el déficit gubernamental, el crimen, la falta de servicios adecuados de salud, el desplazamiento de comunidades pobres, la falta de equidad por género en la educación, entre muchos otros.

Sería útil no criminalizar estas experiencias, sino buscar alternativas y servicios adecuados para las personas involucradas en el trabajo sexual, incluyendo, pero no limitado a ello, a la educación y a la igualdad de oportunidades.

El primer paso es acabar con la ignorancia y la mala información. El primer paso es llamar a las cosas por su nombre.

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