
Pedro Julio Serrano | Activista
Columna | El Nuevo Día
Ser la primera siempre es trascendental cuando se trata de la visibilidad, representatividad y dignidad de una comunidad históricamente excluída.
Gina Méndez Miró ha hecho historia —por derecho propio— al ser la primera persona abiertamente LGBTQ+ en ser nominada, por el Presidente de Estados Unidos Joe Biden, y confirmada, por el Senado estadounidense en votación bipartidista, a una posición en el tribunal federal en Puerto Rico.
Su trayectoria es extraordinaria. Sus credenciales impecables. Su ética judicial y su temperamento son incuestionables. Su calidad humana es su mejor virtud.
Su paso por la Legislatura —como jefa de personal del Senado de Puerto Rico— abrió camino para lograr la legislación más importante alcanzada, hasta ahora, en favor de los derechos para las personas LGBTQ+.
Su nominación como Jueza de Apelaciones de Puerto Rico, en 2016, fue aprobada unanimemente en una Legislatura irremediablemente dividida.
Hoy y mañana, niñes y jóvenes LGBTQ+ mirarán a la Jueza Méndez Miró y sabrán que podrán aspirar a ser lo que quieran ser.
Su confirmación histórica es esperanzadora.
Aún cuando tengo amplias reservas —por ser independentista— del rol del tribunal federal en Puerto Rico como consecuencia de la colonia, las cortes deben de reflejar la diversidad de la sociedad en la que vivimos.
Nunca antes en ese tribunal federal ha habido una jueza abiertamente LGBTQ+. Eso es un hito que debe de ser celebrado. Nunca hubiera imaginado este hito posible. Nunca nada es posible hasta que se logra.
Eso sin contar que la Jueza Méndez Miró se convirtió en la jueza #100 en ser nominada y confirmada —por esta administración progresista de Biden— que busca revertir el daño que Trump hizo en las cortes federales con sus nombramientos radicales.
Hemos adelantado mucho en materia de derechos para las personas LGBTQ+, pero aún falta mucho más por lograr para erradicar la homofobia, lesbofobia, bifobia y transfobia de nuestra sociedad. Las cortes pueden ayudar a impartir justicia a comunidades vulnerabilizadas.
Pasos históricos de la Jueza Méndez Miró marcan un precedente esperanzador para nuestra gente. Que cada persona pueda soñar ser lo que siempre ha querido ser. Que pueda amar libremente, que pueda expresar su identidad libremente, que pueda presidir un tribunal libremente.
Su confirmación nos confirma —valga la redundancia— que todo es posible si se es fiel a quien una es, si se cuenta con la dignidad de amar libremente y si se lucha por la justicia para todes.