Columna en El Nuevo Día
La homofobia y la transfobia están vivas y coleando, mientras las vidas de las personas LGBTT penden, a veces, de un hilo.
Tan sólo hay que ver el intento de legalizar el discrimen en contra de las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros y transexuales (LGBTT) para comprobarlo.
El Proyecto de la Cámara 1018 pretende negarle servicios públicos, viviendas, trabajos, acceso a empresas privadas y su propia existencia a la gente LGBTT.
Si se aprobara este proyecto, por encima del rechazo del gobernador al mismo, se crearía un estado de desigualdad, violencia y atropello hacia la población LGBTT.
Una de las coautoras de la medida, la representante Charbonier, dijo que un empleado del Registro Demográfico le puede negar una licencia matrimonial a una pareja del mismo sexo.
Si un fundamentalista tiene una vivienda y una persona trans quiere alquilarla, el dueño podría discriminarla.
Si una pareja lésbica va a comprar un bizcocho de bodas, la tienda puede negarse a venderlo.
Si el propietario de un negocio dice que “Jesús es el dueño de esta empresa”, le puede negar un empleo a una persona LGBTT – por más capacitada que esté.
Y todo esto es así, porque la misma medida indica que “las disposiciones de esta Ley prevalecerán sobre cualquier otra disposición de ley que no estuviere en armonía con lo aquí establecido”.
Este artículo de la medida es inconstitucional – porque una ley no puede ir por encima de otra. Bueno, a decir verdad, la medida completa es inconstitucional.
Esta medida tiene el efecto de dar permiso a que la población en general discrimine en contra de las personas LGBTT, que se incrementen la violencia y la intolerancia hacia nosotros.
Si a esta medida se le suma que a los estudiantes trans y a los empleados trans del Senado se le quitó el derecho a usar el baño y la vestimenta de acuerdo a su identidad de género, pues demuestra claramente que la transfobia se sigue usando para violentar la dignidad de ciudadanos – de seres humanos.
Hemos avanzado mucho como para dar marcha atrás.
En este Día Internacional Contra la Homofobia y la Transfobia, lanzo un reto a los legisladores que se oponen a la igualdad de derechos para la gente LGBTT
Que miren a los ojos a sus correligionarios LGBTT, a sus avanzadas de campaña, a sus empleados, a sus familias y amigos que son miembros de la comunidad LGBTT.
Que les digan que valen menos, que sus derechos no serán reconocidos, que la igualdad que pregonan en otros lares se las negarán por ser LGBTT.
Los reto – a ver si pueden llegar a ser tan inhumanos como para violentar a la propia gente que los lleva a los puestos que tienen.
Que lo sepa esta administración: no daremos ni un paso atrás en la lucha LGBTT. Ni uno.
Vamos a seguir luchando para que la homofobia y la transfobia desaparezcan. Vamos a seguir luchando para que se nos reconozcan todos nuestros derechos. Vamos a seguir luchando por la igualdad, la libertad y la dignidad de tod@s.
Las personas LGBTT somos tan humanos como lo son ustedes. Somos tan dignos como lo son ustedes. Somos tan ciudadanos como lo son ustedes. Somos tan iguales como lo son ustedes. Somos tan puertorriqueños como lo son ustedes.
Por más que intenten detenerlo, es un hecho inevitable que al final del camino, Puerto Rico será para todos y todas. La igualdad es un hecho inevitable.