«¡Muévete, maricón!» Ese fue el grito de un individuo que iba en bicicleta mientras iba llegando a la esquina de la calle en la que vivo. Mi reacción inicial fue de pánico, pues esas palabras las había escuchado ya mientras cuatro individuos me cortaban el paso en la carretera e intentaban matarme. Esas palabras cargadas de odio, homofobia, machismo y maldad retumbaban en mis oídos, mientras miraba a ver quién era. Me percaté de que había un policía en la esquina, por lo que envalentonado le grité al homofóbico: «¿Por qué no vienes y me lo dices aquí, cobarde?» El tipo miró pero no se atrevió a llegar hasta donde yo estaba. Cobarde al fin, como tod@s l@s cobardes que escupen su homofobia.
Y mientras, aún no se esclarecen los claros crímenes de odio en contra de personas lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros (LGBT) por prejuicio en contra de nuestra orientación sexual o identidad de género. El más reciente caso es el de un hombre que fue asesinado hace seis días y ni tan siquiera su cuerpo ha sido reclamado. La foto que acompaña esta entrada es de la pared en la que brutalmente fue asesinado este joven de entre 22 a 28 años de edad. Hoy recibí llamadas de la Comisión de Derechos Civiles para investigar esta serie de crímenes y del agente investigador de este caso buscando ampliar la pesquisa. Confiemos en que se haga justicia.
Pero estos actos homofóbicos son lamentables recordatorios de que aún no hemos logrado la igualdad de derechos y protecciones que merecemos. Que aún cuando nos vamos moviendo hacia la dirección correcta, la homofobia persiste e insiste en mantener a las personas LGBT como ciudadan@s de segunda categoría, ya sea por la inequidad que nos agobia o la violencia que nos arropa.
Es responsabilidad de tod@s erradicar la homofobia y sus terribles consecuencias. Valga este llamado específicamente a los grupos fundamentalistas y a l@s polític@s, como Thomas Rivera Schatz. Es hora de que detengan su lenguaje de odio e intolerancia en contra de las comunidades lésbica, gay, bisexual y transgénero. Cada vez que un líder religioso o político habla con lenguaje de menosprecio a la gente gay, personas perturbadas se ven compelidas a actuar sobre su prejuicio y cometen actos violentos contra de personas con una diferente orientación sexual o identidad de género.
Para diferir no tienen que utilizar lenguaje que degrade la humanidad de la gente gay. Basta ya de tanta retórica de odio e intolerancia que motiva a la violencia. Tengan en cuenta — muy en cuenta y en lo más profundo de sus conciencias — que su retórica homofóbica y su inacción ante estos crímenes, los hace cómplices de la muerte de ciudadan@s que son víctimas del prejuicio y la intolerancia que ustedes promueven.
Basta ya de homofobia. Ni un crimen de odio más…
Vaya salvajismo! Pero que primitivos pueden llegar a ser algunos..!
Muy lamentable que la vida humana, sobretodo la nuestra sea despreciada y tratada con tan poco valor sencillamente por considerarnos ¨diferentes¨. Más aún que esa excusa se considere aceptable. Es vergonzoso escuchar los comentarios en general y darse cuenta que la ignorancia es abrumadora.
Que horrible esas palabras de «maricon» y esas actitudes similares me retumban al oído también, hay mucha ignorancia.