En otros zapatos…

«Ver lo que tenemos frente a nuestras propias narices es un reto constante», decía George Orwell. Es un reto enorme recordar, respetar y valorar la maravillosa diversidad de nuestra comunidad lésbica, gay, bisexual y transgénero (LGBT). Estamos en todas partes, somos de todos los colores, tenemos diferentes ideologías, venimos de todas las estratas. Aún así, no hemos podido encontrar unión de propósito.

Nuestro enemigo principal externo es la homofobia que no ha sido reconocida como mal social y de ahí parte la falta de derechos que nos aqueja y la opresión que nos agobia.

Sin embargo, en más ocasiones de las que quisiéramos reconocer, repetimos conductas prejuiciadas al actuar en contra de gente que está en las esferas más invisibles de nuestra comunidad LGBT.

Son las personas que a veces excluímos, consciente o inconscientemente. Las personas LGBT con sobrepeso, envejecientes, con impedimentos, de escasos recursos económicos, que viven con vih/sida, que no conforman al género o determinado estándar de belleza, que no nacieron en nuestro País pero lo escogieron para vivir.

Y es que nos olvidamos que ya sufrimos opresión por una sociedad que no ha respetado del todo nuestras identidades sexuales y nos herimos más al discriminar contra nosotr@s mism@s por edad, raza, impedimentos, clase social, sexo, género, origen étnico y sí, también, por orientación sexual y por identidad de género.

Todas las personas de nuestra comunidad LGBT, cada un@ desde su perspectiva, con sus propios talentos, con los recursos que tenga disponible, con sus vidas, puede contribuir a crear una sociedad que sea más justa e inclusiva para tod@s. Para lograr esa sociedad, no podemos dejar a nadie a la orilla del camino. Tenemos que ser solidari@s con nosotr@s mism@s, tenemos que ponernos en los zapatos de nuestra propia gente LGBT que está en posiciones más vulnerables. Tenemos que hacer comunidad para que cada un@ de nosotr@s nos sintamos acogid@s por ese espíritu inclusivo. En palabras de Gandhi, «tenemos que ser el cambio que queremos ver en el mundo».

Hagamos una reflexión individual y colectiva para reconocer lo poderos@s que podríamos ser si tod@s damos de nuestro esfuerzo para adelantar nuestra lucha por la igualdad y la justicia, acogiendo a nuestra gente más vulnerable. Podremos lograr lo que queremos en menos de lo que pensamos, si encontramos esa unión de propósito. Pongámonos por un momento en el lugar de aquellas personas de nuestra comunidad que excluimos sin miramientos. Ello nos hará consciente de su situación y a un tiempo, nos liberará de nuestros prejuicios. Sólo así, podremos tener un verdadero Puerto Rico Para Tod@s.

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