La reseña sobre la intolerancia en menos de 500 palabras: El poder de convocatoria de los mercaderes del odio y la intolerancia se sigue apagando. Según el único reporte de prensa, menos de 500 personas se congregaron ayer en el cónclave homofóbico de ‘Clamor a Dios’. Hace algunas décadas, este evento atraía a medio millón de personas. Por lo que es significativo que ya menos de 500 personas acudan a escuchar los mensajes de odio, de intolerancia y de menosprecio a la dignidad humana que allí se dan. Aunque no podemos subestimar el poder de este grupúsculo en los pasillos de mármol del Capitolio, es una señal clara de los tiempos.
El consenso en Puerto Rico en contra de la discriminación, en contra del odio y la intolerancia es cada vez mayor. Las voces que claman porque se otorguen iguales derechos, plena ciudadanía, absoluto respeto y total dignidad a las personas lesbianas, gay, bisexuales y transgéneros (LGBT) siguen surgiendo. El camino hacia la igualdad es inevitable. La justicia es alcanzable, se ve en el horizonte.
Aún quedan muchos retos, pero el panorama está cambiando. Por primera vez en la historia política puertorriqueña, las plataformas de gobierno de los cuatro partidos políticos han recogido promesas — unas mayores, otras menores — a favor de erradicar el discrimen por orientación sexual. Aún falta que se haga la promesa de incluir la identidad de género, para proteger a nuestr@s herman@s transgéneros y transexuales, entre muchas otras.
Esto representa un marcado contraste al mensaje de odio e intolerancia que los grupúsculos fundamentalistas han intentado imponer a los partidos políticos. Sus campañas de odio en contra de las comunidades LGBT están empezando a ser reconocidas como lo que son, un atentado en contra de nuestros valores y la dignidad humana. Ya much@s cristian@s reconocen que estos mercaderes del odio no l@s representan, no representan los verdaderos valores que el pueblo puertorriqueño atesora: el respeto, la inclusión y el rechazo a todo tipo de discriminación.
La discusión pública de la revisión del Código Civil, así como el contundente rechazo público a la infame 99, que afectaría a miles de familias lideradas por parejas del mismo sexo y heterosexuales que conviven sin casarse, establecieron un reclamo masivo en contra de la discriminación y a favor de los derechos civiles y humanos de tod@s l@s puertorriqueñ@s.
Ya no hay vuelta atrás, Puerto Rico no permitirá que l@s fundamentalistas pretendan imponer su agenda de odio e intolerancia y mucho menos que se trastoquen los principios básicos de igual protección a los derechos y a la dignidad de tod@s l@s ciudadan@s.
Claramente el mensaje homofóbico de los grupúsculos fundamentalistas no tiene resonancia en el pueblo, aunque todavía tenemos que combatir la violencia generada por su retórica de odio que permea en la sociedad puertorriqueña.
Una vez más queda evidenciado que el clamor jamás debe estar motivado por el odio y la violencia en contra de seres humanos. El verdadero clamor debe ser por un clima de paz, inclusión y amor al prójimo.
WOW! ¿El «Clamor a Dios» aún existe? Ni prensa tan siquiera le dieron.