Ni más, ni menos que nadie… el libro

Ya comencé a escribir mi primer libro… Ni más, ni menos que nadie.

Será una autobiografía incompleta, pues me falta mucho por vivir y sería muy arrogante de mi parte, a mis 31 años de edad, estar escribiendo un libro acerca de mi vida. Pero será un libro de autoayuda y contará mi historia de mi salida del clóset, parte de mi activismo y algunos consejos para personas gays, lesbianas, bisexuales y transgéneros (LGBT) y sus familias para la aceptación y el amor total.

He aquí el primer capítulo…

Desde antes que supiera lo que es justicia social, yo ya estaba luchando por hacer de mi patria un lugar mejor. A los trece años organicé una caminata en contra de las drogas que acaparó la atención de los medios de comunicación, los políticos de turno y la sociedad… pues se trató de una marcha de niños luchando contra un mal que nos afecta día a día. La caminata ‘Goza una vida sin drogas’ fue un exitazo… más de 800 personas caminaron bajo un candente sol para llevar un mensaje de prevención.

Tres años más tarde, la primera Guerra en el Golfo se desató y decidí organizar un Paseo por la Paz, una caminata para denunciar la guerra y pedir la paz. El día de la marcha, todo iba maravillosamente bien, un día espectacular, mucha gente, la prensa, etc… Cuando comenzó la caminata, un cruzacalles conducía a la multitud y ahí estaba yo. De repente me dió un ataque de principito y me fui delante de la pancarta y empecé a saludar a la gente que nos veía marchar como tal cual un príncipe, un dignatario o un político.

Sin darme cuenta, sentí un halón por el brazo. Mi madre, Alicia, me cogió por un brazo y me llevó nuevamente detrás del cruzacalles y me dijo: «Tú no eres ni más, ni menos que nadie. Tú eres igual a los demás». Luego del pasme inicial, mi Mamá me dijo: «Te quedas ahí con los demás, como debe ser».

Tal vez Mami no sabía que me estaba dando una de las lecciones más trascendentales en mi vida, pero así fue. Aquel día comprendí que un líder no se destaca por encima de los demás. El líder es aquel que inspira a los demás a ser mejores. El líder no exige que lo obedezcan, la gente lo sigue porque su vida es un modelo a seguir. El líder se deja guiar por su corazón y lucha con el corazón. El líder hace una obra de puro amor.

Y sobre todo, comprendí que no soy más ni menos que nadie. Soy igual.

Esta hermosa lección de amor me ayudó en mi proceso de salir del clóset. Me ayudó a comprender que no tenía que creerme el cuento de que soy menos por ser gay. Tampoco soy mejor. Sino que soy igual.

Y aprendí, además, que nadie tiene que dejar su diferencia para ser tratado como igual.

Así, una hermosa mañana de enero de 1991, mi Mamá me dió la mayor herramienta en la lucha por la igualdad de los seres humanos… la enseñanza de que nadie es mejor, nadie es menor… tod@s somos iguales.

Y esa igualdad es la que me motiva, día a día, a darle halones de brazos a aquell@s que no entienden que tod@s somos iguales.

Ni más, ni menos que nadie… igual.

Un activismo diferente…

En los últimos meses, inconsciente o conscientemente, he podido vivir de las experiencias más enriquecedoras de mi vida… Déjame escribirlo mejor… he estado en una mejor disposición de recibir sólo lo positivo y neutralizar o transformar lo negativo.

Ustedes me conocen, soy transparente y no me guardo nada. Bueno, casi nada. Pues hay algunas cosas que son muy mías.

Esa transparencia para much@s puede ser señal de debilidad, pero es todo lo contrario. Se necesita ser fuerte para exponerse tanto y aguantar el juicio, el escrutinio y la crítica de la gente.

Por muchos años no tuve el cuero duro.. sufría muchísimo las críticas, al punto que me llegaron a paralizar porque me creí lo que la gente me decía.

Todo eso cambió cuando finalmente me conocí y descubrí que a la única que le tengo que rendir cuentas es a mi conciencia. Y desde entonces, sólo le respondo a ella.

Que duele, claro que duele. Soy humano, pero cojo las cosas de quien venga. Y siempre sigo adelante. La gente no me cree… pero es cierto, siempre estoy bien y siempre sigo adelante.

Por ejemplo, ayer tuve un día bien fuerte en mi trabajo. Mi jefe no supo comunicarme una preocupación genuina acerca del tiempo en que se estaban tomando unas cosas en hacerse con el respeto y profesionalismo que debería porque lo hizo delante de mis compañer@s de trabajo, y me afecté. Pero luego de procesar mi coraje por lo injusto del ataque, pues porque las cosas que él reclamaba no se habían podido hacer por todo el trabajo que mis dos jefes me han estado dando por los últimos meses, y eso me obligó a posponer algunas cosas y hacer las tareas basadas en prioridades.

Pero lo procesé… entendí que no tod@s somos iguales, que reaccionamos de maneras diferentes. Pero tod@s podemos cambiar. Y tendré una reunión con mi jefe el jueves para hablar sobre esto y mejorar la situación. Porque no importa que tengamos 50, 60, 70, 15, 25 años. Tod@s podemos cambiar.

La vida es un constante cambio. Para vivirla, sólo hay que transformarse con ese cambio.

Todo esto me ha hecho cuestionarme si es necesario que yo envíe mi blog a través de la lista de PRparaTODOS. Porque he estado contándoles tantas cosas personales, que me pregunté si a ustedes les importa. Y busque la respuesta donde siempre la encuentro… en mi corazón.

Y mi corazón me dijo que si… porque mi activismo es diferente. Es un activismo que es personal y colectivo. Un activismo humano y respetuoso. Un activismo del corazón al corazón.

Es un activismo que busca inspirar a otr@s a vivir en libertad. Es un activismo que demuestra con su vida el cambio que quiero ver el mundo. No soy perfecto y Dios me libre que lo sea… pero sinceramente trato de ser el cambio que quiero ver en el mundo.

Así que continuaré compartiendo con ustedes mis experiencias, porque mi esperanza es que estos escritos nos animen a tod@s a ser más libres. Que aspiremos a hablar con naturalidad, en cualquier escenario, de quienes somos, de nuestros sueños, de nuestras vivencias, de nuestros amores, de nuestros desamores, de nuestas alegrías, de nuestras tristezas, de nuestras esperanzas. Que nos motiven a ser siempre nosotr@s, sin temor, sin verguenza, sin miedo. Que vivamos en la libertad que nos merecemos.

Que seamos libres, libres, libres.

Me conozco bien…

¡Qué bueno que me conozco bien!

Si no fuera por eso, me creería algunas de las cosas que la gente me escribe o me dice. Por ejemplo, a través de mi blog he publicado algunas de las cosas hermosas que la gente me escribe y no me las creo. Por lo menos, no se me suben a la cabeza.

Pero esas son fáciles… las difíciles cosas de manejar son las falsas y las que realmente no representan lo que eres, sino el reflejo de la persona que lo escribe.

Hace unos días recibí un mensaje por correo electrónico dee alguien que admiro, quiero y respeto muchísimo… diciéndome que no le enviara más mis blogs, pues no le producían cosas chéveres, que le daba verguenza ajena; específicamente el blog acerca de «El líder lleva el corazón en la mano». Para añadirle sal a la herida, me pidió que la sacara de la lista de PRparaTODOS. Cosa que hice inmediatamente, pues «a santo que no me quiere, con no rezarle tengo».

Me apenó mucho saber que luego de compartir tantos años en la lucha por los derechos de nuestras comunidades lésbica, gay, bisexual y transgénero (LGBT). Luego de esta persona conocer acerca de mi compromiso inquebrantable con nuestras comunidades LGBT. Luego de ser su amigo por tantos años. Luego de tanto, esta persona realmente no me conozca.

Algun@s podrán pensar que mi figureo público es cosa de ego, de llamar la atención. No los culpo, ese es el modelo que hemos visto. Sin embargo, el y la que me conoce bien, sabe que estoy en el frente de batalla y utilizo la exposición como el ‘media darling’ (según me llama mi hermano Andy Praschak) para el bienestar de nuestras comunidades LGBT. Utilizo ese sitial que he labrado para adelantar la lucha por nuestros derechos.

Que se trata en muchas ocasiones de mi, pues si… pero es que la única forma en que la gente comprende nuestras historias es cuando las hacemos personales y hacemos la conexión con el y la que escucha o el y la que nos ve. Al mismo tiempo, he sacrificado mi intimidad para que otr@s puedan vivir en libertad. Y no ha sido sacrificio, ha sido una entrega total por la causa. No hay sacrificio cuando uno es transparente y sigue los postulados del corazón.

Escribo todo esto porque me duele, me duele profundamente saber que todavía no sabemos separar la gente buena de la oportunista. Porque estamos inmersos en nuestros propios demonios internos.

Cuando me encuentre de frente a esta persona, que evidentemente no me conoce realmente, aún con todos los años que hemos compartido… le diré «Mucho gusto, mi nombre es Pedro Julio Serrano. Entiendo que nunca nos hemos conocido».

Yo me liberé, hace mucho tiempo. Decidí que tomaría las cosas de las personas como las ofrecieran. Tod@s somos buen@s… tenemos un corazón maravilloso. Usemóslo para el bien.