«Todos los crímenes son de odio», aducen aquell@s que prentender minimizar y despachar como poca cosa los crímenes motivados por prejuicio.
Con esa aseveración, quieren perpetuar el discrimen, el odio, la exclusión, la homofobia, la violencia y la intolerancia.
En el caso de Milton Medina, la homofobia internalizada del asesino confeso Richard Soto Vélez, no le permite aceptar la motivación detrás de tan horrendo crimen. En palabras del periodista Benjamín Torres Gotay, «tal parece que a este sujeto le resulta menos complicado reconocer un asesinato que una relación homosexual».
Y es que la homofobia internalizada es aquella que sale a relucir cuando uno no quiere aceptar su orientación sexual o que por alguna razón haya tenido relaciones sexuales con una persona de su mismo sexo y no quiera aceptar que esa fue su realidad.
Esto es lo que hemos visto en algunos crímenes de odio o crímenes motivados por prejuicio.
Y esto es clave para que las autoridades no descarten este ángulo y finalmente se procesen estos casos como crímenes de odio o crímenes motivados por prejuicio.
Para hacer justicia, hay que llamar las cosas por su nombre. Para acabar con el odio, la intolerancia y la violencia que ese discrimen produce, tenemos que llamar y adjudicar las cosas por su nombre.
Es hora de que se cataloguen los crímenes motivados por prejuicio como crímenes de odio. La ley así lo obliga desde el 2002. A cumplir con la ley…