Encontrándose a los 42 años…

lghr15518+yellow-cab-nyc-taxi-posterAcabo de tener una de las travesías en taxi más maravillosas de mi vida.

Por casualidad, me recogió Alan, un taxista nacido en China, pero de padre camerunés.

Alan dejaba a un pasajero y el taxi que había solicitado por teléfono para que me llevara al aeropuerto no llegaba, así que le pedí a Alan que me llevara.

En el taxi, me preguntó a dónde iba, le dije que a Puerto Rico para trabajar en algunos proyectos. Me dijo que el 25 de diciembre regresa a Camerún por primera vez en 20 años. Acaba de recibir su “green card” o tarjeta de residente en los EEUU. Su primer viaje es para ver a sus más de 25 herman@s y el resto de su familia que sólo lo conocen por fotos.

Su padre falleció hace 3 años, pero en vida fue luchador por la independencia de su patria. Tuvo que huir como refugiado político y se llevó a su hijo Alan con él. Vivieron en varias partes de Europa y Africa, hasta que pudieron volver unos pocos años a Camerún cuando se independizó.

Alan lleva viviendo en EEUU más de 20 años, específicamente en Nueva York. Es soltero, no tiene hij@s, vive solo y no tiene ningún familiar en este país. Va a reencontrarse con su familia paterna ahora – el 25 – Día de Navidad.

Regresará a NY y a los tres meses, se reencontrará con su madre y familia china, a quienes no ve desde sus 18 meses de nacido. Ella tiene recuerdos de él, Alan no tiene recuerdos de ella; pues cuando se separaron su padre quería protegerlo por la turbulencia política y se lo llevó.

Alan tiene 42 años, ha vivido solo la mayoría de su vida y ha estado huyendo siempre – sobreviviendo y haciéndose solo. No sabe de dónde es, no se siente parte de una ciudad que aún con tanta gente, uno puede estar tan solo.

En momentos en que una tragedia indescriptible como la que sucedió ayer en Connecticut – con más de 18 niñ@s asesinad@s; en momentos en que Puerto Rico y el Mundo viven una intolerancia y una violencia desmedidas que parecen no tener fin; en momentos en que algun@s dan por sentado la dicha que tienen – familia sobre todo; llega Alan y en 20 minutos me cuenta la desgarradora historia de su vida, pero me desmuestra que a pesar de haber estado solo toda su vida, jamás dejó de amar.

Sus últimas palabras antes de bajarme del taxi fueron: “estos dos viajes me permitirán, por fin, encontrarme a mi mismo y empezar a saber quien soy y quién es mi gente. He estado solo toda mi vida, pero por fin voy a sentir que pertenezco a algún lugar, que soy parte de una familia, que mi vida tiene sentido”.

Gracias Alan por recordarme lo importante que es amar – incondicionalmente – sin esperar nada a cambio; a tener paciencia y esperanza; a que cada persona tiene derecho a reafirmar su identidad para reafirmar su dignidad.

A Alan en su nuevo camino, le deseo felicidad. Al Mundo, le deseo paz. A la humanidad, le deseo amor. Amémos, amémos, amémos… ♥

3 comentarios sobre “Encontrándose a los 42 años…

  1. Qué momento tan maravilloso…

    La lección parece sencilla pero muy profunda: Lo más necesario es tener algo por lo cual luchar en la vida. Su corolario sería que quien lo tienen todo en la vida es el ser más infeliz del mundo, pues le faltarán motivos para seguir viviendo…
    Como dice el dicho y me lo aplico ahora mismo: “el maestro llega cuando en alumno está listo”.
    Muchas gracias por compartirlo.

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