«Si una bala atraviesa mi cerebro, que esa bala destruya las puertas de todos los clósets», dijo Harvey Milk – quien hoy cumpliría 80 años – sin saber que sus palabras serían proféticas pues fue asesinado por un colega político que se odiaba a sí mismo y odiaba la orientación sexual de Harvey.
El legado de Harvey es inmesurable: su activismo, su pasión, su esperanza motivó a toda una generación y aún sigue motivando a gente como yo a continuar la lucha que much@s antes que él comenzaron y que much@s continuamos cargando la antorcha de la igualdad para las personas lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros (LGBT) con responsabilidad y orgullo.
Esa bala no destruyó las puertas de todos los clósets, pero gracias a la lucha de much@s valientes, estamos abriendo las mentes y tocando los corazones de much@s. Hoy recordamos la vida y la obra de un pionero, de un luchador, de un héroe – con la esperanza de que lleguemos a un lugar en el que todas las personas seamos tratadas iguales, seamos respetadas dignamente, seamos libres para amar y vivir.
Harvey decía que él sabía que «no se puede vivir a base de esperanza nada más, pero sin ella la vida no vale vivirse. Y tú, y tú, y tú tenemos que dar esperanza». Y es que tenemos que tener la esperanza de que todo cambiará, de que lograremos la igualdad, de que se hará justicia. Tenemos que tener la esperanza de que Puerto Rico será para tod@s, de que el Mundo será para tod@s, porque como bien decía Harvey, «la esperanza jamás será silenciada”.
Por mi parte, hago votos de que mi voz nunca callará, de que mi espíritu jamás claudicará, de que mi lucha continuará hasta que la esperanza de igualdad y de justicia se convierta en una feliz y maravillosa realidad. Puerto Rico, el Mundo serán para tod@s…
El discrimen y el racismo es una patología-colectiva que está arraigada al machismo y las relaciones de poder en todas las culturas. Sin duda alguna, Milk fue un héroe que luchó no sólo por los homosexuales, sino también por los grupos marginados sin importar su orientación sexual. Lo que sí es digno de admirar es que se reconozca póstumamente la labor que realizó en vida; estoy segura de que esa es su mayor satisfacción.