Se suicidó…

Se suicidó.

Hace 25 años, un médico fue arrestado por alegadas exposiciones deshonestas y falsamente por prostitución.

La Policía publicó su foto, su profesión y donde trabajaba. Los medios se hicieron eco de tal patraña.

El caso nunca se atendió, pues como TODOS estos casos similares, se caen en los tribunales —porque no hay delito y tampoco víctima.

Ese escarnio —al que se somete a hombres gays, bisexuales y curiosos que son arrestados— fue tan cruel y despiadado que se quitó la vida.

Siempre le he preguntado a la oficialidad de la Policía a cuantas parejas heterosexuales que tienen sexo en público han sido arrestadas.

La respuesta siempre es la misma: silencio absoluto o la palabra cero.

Esto demuestra que es persecución selectiva y homofobia policial.

Muchos de estos operativos se hacen con agentes encubiertos, muy guapos y fornidos, que hacen el acercamiento para arrestar a la víctima.

Lo peor del caso es que los medios se hacen cómplices para deshumanizar y criminalizar a las personas que son sometidas a prácticas ilegales.

Los derechos civiles no se rinden, se defienden.

Hay un debido proceso de ley y si los jueces y juezas de este país han determinado que no hay delito, ¿por qué tenemos que enjuiciarlos y ajusticiarlos nosotros?

Conmigo no cuenten para ese linchamiento, pues yo sí lo he vivido.

Me ha tomado mucho tiempo sanar y reconstruirme. No se lo deseo a nadie.

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