
Columna en El Nuevo Día
Por Pedro Julio Serrano
Presidente
Federación LGBTQ+ de Puerto Rico
El papa Francisco fue un aliado de la equidad, humanidad y dignidad de las personas LGBTQ+ no sólo a través de su pontificado sino durante su vida. Tras su partida, celebramos su vida y su legado de amor y solidaridad mientras urgimos a los líderes políticos y religiosos a seguir su ejemplo.
La transformación de la Iglesia católica va desde su famosa y poderosa declaración como Papa al cuestionar: “Si una persona es gay, ¿quién soy yo para juzgarlo?” hasta autorizar que se bendigan parejas del mismo sexo por parte de los sacerdotes.
De igual forma, expresó su apoyo al reconocimiento legal de las uniones civiles para las parejas del mismo sexo. Además, Francisco abrió las puertas de El Vaticano para personas trans con quienes se reunió, permitió que sean bautizadas, así como madrinas y padrinos y hasta le lavó los pies en la ceremonia del Jueves Santo, como parte de su tradición de servicio y humildad.
Aunque no pudo hacer grandes cambios en la doctrina católica, la realidad es que una institución milenaria, como esa, no se mueve con la agilidad que requieren los tiempos. Sin embargo, sus palabras y acciones a favor de las personas LGBTQ+ movieron los cimientos no tan sólo de la Iglesia que dirigió, sino de la sociedad.
Mientras en Puerto Rico los oficiales electos se pelean para ver quién es más enemigo o enemiga de las personas LGBTQ+, el papa Francisco fue en contra de milenios de tradición para abrir a la Iglesia Católica a mayor aceptación y respeto de la gente LGBTQ+. Ojalá que su sucesor siga ese camino de verdadero amor y solidaridad y que en Puerto Rico los líderes religiosos y políticos fundamentalistas abandonen la persecución en contra de la gente LGBTQ+.
En nuestro país, tan reciente como la semana pasada, la gobernadora, la legislatura y gobierno estatal se declararon enemigos de la equidad de las personas LGBTQ+ al firmar la primera ley en nuestra historia que legaliza el discrimen. Hicieron todo lo contrario a lo que hizo el papa Francisco con su vida y su pontificado.
Es hora de seguir su legado. Es hora de detener las medidas legislativas en contra de las personas LGBTQ+. Es hora de detener el discrimen, el prejuicio y la exclusión.
Es el momento de entender el mensaje más importante del papa Francisco: todos, todas y todes, somos hijos de Dios. Esa es mi plegaria en honor al papa Francisco. Amen.